domingo, 26 de diciembre de 2021

 

Misterio sin resolver o, extraño, muy extraño.

HACE 299 MIL AÑOS, ¿UN BALAZO MATÓ

A UN “HOMBRE MONO”, EN ÁFRICA?

 En 1921, el explorador minero suizo Tom Zwiglaar  halló  en Kabwe, Zambia, a una profundidad de alrededor de 18 metros, un cráneo de un antiguo homínido que conservaba el maxilar superior y encontró también algunos otros fragmentos de hueso. Pero, extrañamente presentaba un orificio pequeño en el hueso temporal izquierdo y otro en el opuesto, en la placa parietal derecha, con signos de haber sido provocado de dentro para afuera, lo que dio lugar a opiniones de expertos acerca de que el único factor que podría haberlos causado habría sido un proyectil que habría impactado a gran velocidad, es decir por una bala.

El fósil fue bautizado como “El cráneo de Broken Hill”, por el lugar de su hallazgo, en la entonces Rhodesia. Hoy es conocido con el “Cráneo de Kabwe.

Los primeros arqueólogos que lo investigaron lo clasificaron como del género Homo, y aspirando a haber descubierto una supuesta nueva especie, la clasificaron como rhodesiensis, antecesor del Homo sapiens. Inicialmente y sin precisión su antigüedad fue establecida entre 125,000 y 300,000  años adp. El cráneo está en exhibición en el Museo de Historia Natural de Londres.

Pero, al dar cuenta de los hechos, el portal web “Código Oculto” (https://codigooculto.com/civilizaciones-antiguas/enigmas-de-la-prehistoria-craneo-con-agujero-de-bala-125-000-a-c/ ) señala que el registro de los dos orificios del hoy famoso cráneo, NO aparece en el sitio web del Museo de Historia Natural de Londres  ni en la  del Instituto Smithsoniano, a pesar de que las fotos correspondientes muestran claramente por lo menos el agujero de entrada.  


                                                    Cráneo de Broken Hill, hallado en Kabwe, Africa.

 Está descartado que sea un cráneo moderno; que los orificios hubieran sido causados por una flecha o una lanza fina y el sentido común rechaza también, en el cuadro histórico comúnmente conocido y aceptado hasta hoy,  que tampoco pudieron ser por  provocados por un proyectil de arma de fuego (PAF), porque esa tecnología (acero y pólvora) no corresponde a la datación del fósil.

No obstante, en general y en especial la comunidad científica, ha ignorado y ha sumido en el más absoluto silencio la discusión del origen de los orificios, como si éstos no existieran y se ha centrado en el estudio paleonto-arqueológico del vestigio, poniendo énfasis en su datación y la definición  de su especie.  

 

En el año 2004, surgió entre los científicos un criterio colateral pero igual de desdeñoso hacia la hipótesis de herida por PAF. El Dr.sc. Artur Windelband, de la universidad Humbold, de Berlin, junto con el Sr. Stefan Flohr, colaborador de la Johann Wolfgang Goethe-Universidad de Frankfurt y otros,  describieron así la parte de los supuestos orificios de bala:

“El cráneo, en general bien conservado, muestra una cara casi intacta. Los dientes están bastante bien conservados y muestran procesos patológicos evidentes en todo el parodoncio, tales como caries y abscesos.

En el cráneo faltan el hueso temporal derecho y una parte del hueso occipital.

En el lado izquierdo del cráneo aparecen pequeños deterioros, que apuntan a impresiones de dientes de bestias rapaces o a deterioros debidos a máquinas lanzadoras de piedras. Como explicación también cabe considerar los procesos inflamatorios. (Ver: https://www.3bscientific.com/product-manual/VP754-1.pdf )

 

Es improbable que los “pequeños deterioros” anotados por el doctor Windelband, entre los cuales incluye el orificio de “entrada” se deban a un incisivo de alguna “bestia rapaz”, ya que ésta tendría que haber mordido la cabeza al infortunado homínido presionando con sus enormes fauces por ambos lados, con una presión tan potente, que hubiera resquebrajado el cráneo dejando más huellas.

Está totalmente descartado cualquier “arma” de aquél tiempo, masa o garrote de hueso, madera o piedra y puntas o cuchillos de piedra, impulsadas por hondas o cualquier artilugio arrojadizo,  pues esas herramientas no causan orificios circulares pequeños y tampoco existían en aquél tiempo.  

 

Datación precisa

El 1 de abril de 2020, en Washington, un grupo de científicos presentó la datación precisa del llamado Cráneo de Broken Hil, encontrado en 1921 en Zambia, el primer fósil de una especie humana extinta descubierta en África. La datación es parte de una investigación con grandes implicaciones para descifrar el origen de nuestra especie.

El despacho de la agencia de noticias Reuters de ese día (ver: https://www.reuters.com/article/ciencia-craneo-idESKBN21J6Z9 ), dice: “…dos sofisticados métodos de datación han determinado que el cráneo tiene aproximadamente 299.000 años, con un margen de error de 25.000 años, dijo el geocronólogo Rainer Grün, de la Universidad Griffith, Australia, autor principal del estudio publicado en la revista Nature. Algunos expertos habían planteado la hipótesis de que tenía unos 500.000 años”.

“Esto indica que es poco probable que la especie representada por el cráneo haya sido un ancestro directo del Homo sapiens, como algunos habían pensado. Nuestra especie apareció por primera vez hace más de 300.000 años en África y luego se extendió por todo el mundo”.

“Los científicos inicialmente asignaron el cráneo a una especie que llamaron Homo rhodesiensis. La mayoría de los científicos ahora lo asignan a la especie Homo heidelbergensis, que habitó partes de África y Europa desde hace unos 600.000 años. El antropólogo Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, dijo que esto indica que al menos tres especies humanas habitaron África hace 300.000 años: el Homo sapiens, en Marruecos y Etiopía, el Homo heidelbergensis en el centro-sur de África y el Homo naledi -conocido por características primitivas como rasgos adecuados para trepar a los árboles- en Sudáfrica”.

Sin embargo, la nota no menciona en absoluto el registro en el cráneo de Broken Hill y una probable explicación de los orificios de entrada y salida provocados por supuestamente una bala, lo que sigue como un misterio sin resolver.

 

Profesor Chris Stringer del Museo de Historia Natural muestra

el cráneo de Broken Hill, un fósil de la especie humana extinta

Homo heidelbergensis hallado en Zambia en 1921.

 

Imagen distribuida por Reuters. 31 de marzo, 2020.

 Kevin Webb/NHM Image Resources/Los Administradores

del Museo de Historia Natural en Londres/Handout via REUTERS.

 

Otros misteriosos antiguos  “orificios de bala”

La misma web “Código Oculto”, afirma que en el Valle del Pena, en Rusia, durante una excavación arqueológica fue hallado el cráneo fósil de un URO, una especie de ganado que apareció hace 2 millones de años y se extinguió hacia 4 mil. El cráneo presenta un orificio similar al del Cráneo de Broken Hill, con la sola diferencia de que el agujero del animal se calcificó, es decir, sobrevivió al impacto y la herida sanó.

 


Cráneo de un Auroch o Uro (ganado de especie extinta)

con orificio extraño en el hueso frontal del cráneo.

 El sitio web “las Cosas Pasan”, en su nota “Viajeros en el tiempo”  (Ver:  http://bloglascosaspasan.blogspot.com/2010/10/viajeros-en-el-tiempo.html) da cuenta de que el museo Arqueológico de Moyá (España) conserva otro cráneo que,  en el hueso frontal presenta  una perforación perfecta circular que también supone una bala. El ángulo de penetración es de arriba abajo y ligeramente de derecha a izquierda, dando directamente a la cavidad del seno frontal derecho. Un especialista dedujo que el individuo debió sobrevivir al impacto, pues había indicios de regeneración ósea. Se descarta la trepanación por el tamaño y perfección del agujero.

Como ven, el punto de vista “Extraño, muy extraño”, sobre este y los demás hechos inexplicables de orificios en fósiles  antiquísimos forman parte del baúl que ha dado en llamarse “OOPARTS”, artefactos fuera de lugar en español, que, en resumen designa a todo hecho que no encaja en la historia convencional ni en el nivel de conocimiento “científicamente correcto”, en función de los intereses de los distintos grupos de investigadores.

Ante el ninguneo y el absoluto desinterés por investigarlos y aclararlos, se acrecientan entonces tres teorías con sus respectivas hipótesis: 1) La intervención alienígena en la tierra desde la noche de los tiempos. 2) La posibilidad del viaje en el tiempo y, 3) La existencia no de una, sino de varias civilizaciones pre humanas avanzadas que sucumbieron a cataclismos globales. Me parece que en este caso, la comunidad científica comúnmente aceptada no está actuando con “mente abierta”, con la “duda razonable”, con vocación de esclarecer las cosas y mejorar el conocimiento humano, sino con todo lo contrario, en función de sus propios intereses particulares o de grupo, para el dominio, control, y manipulación de la información, lo cual, finalmente, no es más que una expresión genuina de la conducta básica de nuestra especie, determinada por la ambición y la codicia.

FIN  

viernes, 17 de diciembre de 2021

 Misterio sin resolver

EL MONOLITO DE POKOTIA, EN BOLIVIA Y

SU ESCRITURA PROTO SUMERIA.

Había escuchado o leído afirmaciones sobre la supuesta presencia de sumerios en América, pero como no aludían a hechos o vestigios concretos no le puse atención. Sin embargo, acabo de conocer el tema del Monolito de Pokotia, un vestigio arqueológico boliviano excepcional, convertido por la incuria en un misterio aún por resolver, porque muestra un texto antiquísimo escrito caracteres de la protoescritura lineal sumeria, surgida hace unos 5 mil años, en el otro lado del mundo, en Mesopotamia, hoy Irak e Irán. ¿cómo así?

El monolito es una estatua de piedra que fue hallada en 1960, según algunos y en el 2002, según otros, de acuerdo a fuentes repetitivas que se copian unas a otras en la Internet, sin preocuparse en establecer datos certeros. La encontraron en el sitio preincaico de Pokotia, a 2 km Tiwanaku, en Bolivia. Es exhibido en el Museo de metales preciosos en la calle Jaén, en La Paz. Mide 1.70 metros de altura. Debido al poco interés oficial en la investigación del caso, tras su hallazgo, nadie hizo un análisis estratigráfico del lugar para determinar su antigüedad aproximada. 

Hace veinte años, el 4 de enero de 2002, sus inscripciones en bajo relieve fueron analizados por un equipo dirigido por el arqueólogo boliviano Bernardo Biadós e integrada por sus colegas Freddy Arce, Javier Escalante, César Calisaya, Leocadio Ticlla, Alberto Vásquez, Álvaro Fernholz, Omar Sadud, Paulo Batuani y Rodrigo Velasco.

​La estatua lítica muestra una figura antropoforme de pie con los brazos a los costados, parcialmente vestido, con una especie de short muy ceñido, se observan brazaletes y lleva  un tocado en la cabeza. La cara está casi totalmente erosionada. Hay líneas como de las costillas en el pecho. Tiene símbolos grabados en bajo relieve en la parte  delantera de los muslos y las piernas y, así como también en la parte posterior de la estatua.

Clyde Winters, experto estadounidense en escritura sumeria, ha examinado los textos al revés y al derecho, ha determinado que, en efecto, se trata de escritura pictográfica proto-sumeriana, o escritura sumeria lineal, que data de aproximadamente unos 5,000 años antes de nuestro tiempo, la misma que aparece también en la llamada Fuente Magna, un recipiente de piedra de gran tamaño, probablemente de uso para el culto. Esta fuente fue descubierta en Bolivia, en 1950, en terrenos de la hacienda Chua, a orillas del lago Titicaca por un agricultor local. Su filiación cultural y cronología es incierta, al igual del contexto donde fue hallado. En su interior también están grabados caracteres protosumerios, cuneiformes sumerios,  y acadios, cuya traducción alude a elementos del panteón sumerio  Actualmente, también se encuentra en el Museo de metales preciosos "Museo de Oro" de la calle Jaén, en La Paz, Bolivia.

Las inscripciones en la parte posterior de la estatua de Pokotia se refieren al rol que cumplía en un tiempo remoto un centro de culto, llamado el Oráculo de Putaki en la comunidad, como fuente de “verdades” y augurios y preservación de conducta recta y medio de comunicarse con los dioses. La traducción sugiere que Putaki era reconocido como el gran ancestro de los oráculos de Kuga-Ki (¿?) y es posible que el monolito es la representación del oráculo, tal como un ídolo de madera representaba también al dios Pachacámac, en lo que fue el oráculo de este mismo nombre, conocido, por lo menos desde el dominio Wari en lo que hoy es el Perú.

¿Sumerios en Bolivia y de ser así, por qué no en el Perú? ¿Hace unos 4 mil a 5 mil años antes de nuestro presente, cuando los de Caral recién empezaban a organizarse. Si saben algo más, avisen.  

 

 El monolito y su texto inicial. Enigma 1


 La Fuente Magna y sus inscripciones. Enigma 2