SINGAPUR O LA
DICTADURA BUENA
Por Elmer Olórtegui
Este
trabajo es una contribución al esclarecimiento de una supuesta masiva
aplicación de la pena de muerte a condenados por homicidio, corrupción, tráfico
de droga (opio) y violación, que habría determinado en gran parte el exitoso
desarrollo económico y social de Singapur.
En
Internet hay información superficial sin fuente cierta sobre supuestos
fusilamientos masivos de cerca de 500 mil condenados por los delitos
mencionados, como solución final al problema de la delincuencia, la inseguridad
y la corrupción. Pero, una búsqueda mayor, muestra que esa versión sería solo
una leyenda
negra de la red, pues en ella no hay evidencia consistente.
La
historia del éxito del cuarto “Tigre de
Asia” es más o menos así: desde su independencia en 1965, a pesar de que algunos
dicen que Singapur es una “Democracia peculiar”, allí gobierna una
dictadura, una satrapía, la mano de
hierro de un solo grupo político, el Partido
de Acción Popular, el PAP surgido de una alianza entre el grupo de Lee Kuan Yew y el Partido Comunista.
Ya
en el poder, Kuan Yew se deshizo de
los comunistas y se alió con la derecha (Idem Perú 2011- 2016) e impuso su
política de desarrollismo a ultranza, con una férrea represión a toda oposición, a cambio de prosperidad.
Antes
de convertirse en el dictador más exitoso
del siglo XX
o en “el déspota más inteligente e incorruptible del mundo”, Lee Kuan Yew o “Harry Lee” fue espía de
los aliados, abogado sindicalista y
pro socialista graduado en Cambridge. Oficialmente,
gobernó 31 años, hasta 1991. Pero, realmente lo hizo hasta 2011, a la sombra de
sus sucesores. Ejerció el poder como
cualquier rey absolutista.
Hoy,
tras su reciente muerte y la realidad de su país, nadie niega su gran visión de
estadista y su condición de “Padre de la patria” singapurense. Realizó su política
ejecutando tres planes de desarrollo de
carácter obligatorio como los
“planes quinquenales” comunistas, contrarios al liberalismo económico, pero
consustanciales con la idiosincrasia asiática.
Así solucionó
los graves problemas de escasez de vivienda, de servicios de salud, de empleo, de
seguridad pública (Homicidio, corrupción, narcotráfico y violación; de falta de
justicia, de mucha suciedad) y encarriló
a su isla para convertirla en el más grande
hub del Asia del Sur y centro de desarrollo de la nanotecnología.
Como
parte de los planes de desarrollo quinquenales obligatorios (como la Sopa de
Herodes) , Lee Kuan, el “Dictador Bueno”,
realizó reformas de estado transversales
y sectoriales:
i)
Promulgó
un severo código penal que impuso la pena
de muerte para asesinos, corruptos, violadores, narcotraficantes, así como trabajo forzado, vestido infamante y azotes ante
los medios de comunicación para delitos menores, prohibió el homosexualismo,
purgó al poder judicial y a la policía, aumentó el número de jueces y los
obligó a trabajar en las noches para reducir a 6 meses la duración de los
juicios. También implantó elevadas multas por ensuciar las calles y por conductas impropias.
ii)
Reformó
su educación orientándola hacia las TICs y la competencia, estableció el inglés
como idioma oficial, envió a cientos de
singapurenses a estudiar en el exterior y contrató a numerosos profesores
extranjeros para sus escuelas.
iii) Igualó
la paga de los burócratas con la de los ejecutivos privados y declaró
“tolerancia cero” al tráfico de influencias.
iv) Controló a los medios de comunicación, las redes
sociales y la oposición, persiguiendo
por difamación a cualquier crítico,
hasta dejarlo en la miseria. La ley prohíbe también mascar chicle y distribuir volantes en las calles. Así
mismo, premia, en efectivo, a quienes conducen bien sus automóviles.
Aunque
a Singapur le dicen la “capital mundial de la
pena de muerte”
por su elevada tasa respecto a su población: 70 ahorcamientos entre 4 millones de
habitantes, no he encontrado informes
fidedignos ni estadísticas confiables sobre
fusilamientos masivos por esa causa. El país usa la horca.
Amnistía
Internacional,
ha protestado contra Singapur por su restricción a los derechos humanos y a las
libertades civiles. Su último informe
2014-2015, dice
que en noviembre de 2012, Singapur abolió la pena capital para algunos casos de
asesinato y narcotráfico, conmutándola por cadena perpetua y 15 azotes, pero la
impuso a delitos de uso de la energía
nuclear con fines asesinos. En marzo de 2014
suspendió una ejecución. Pero, en julio de ese año ahorcó a dos sentenciados
antes de la abolición.
Juan Carlos Mathews, profesor de la
Universidad del Pacífico, resume así los éxitos de Singapur: Es uno de los
cuatro centros financieros más importantes del mundo.
Sus
habitantes son ricos, con un per cápita de US$38,972.
No
hay inflación.
La
delincuencia y la corrupción son mínimas.
Su
infraestructura vial es de primera y para todos.
Tiene
el puerto marítimo con la mayor capacidad
en el mundo.
El
WEF o fórum Económico Mundial lo tiene
como segundo país más competitivo, solo superado por Suiza.
Conclusión:
Lee Kuan Yew, hizo lo mismo que el general Park, el tirano surcoreano y
otros sátrapas asiáticos: combinó el voluntarismo, el absolutismo, la
obediencia y disciplina asiática, con la planificación centralizada comunista de
la economía para lograr el progreso de sus países y añadieron quizá un poco más del ingrediente de la pena
de muerte, común en toda Asia.
Fuentes:
David
T. Johnson Profesor de Sociología,UniversityofHawaii:
Informe
Amnistía Internacional 2014-2015:
Juan
Carlos Mathews:
It’s a rare thing to find someone as generous and kind as you. Thank you for supporting my dreams, no matter what. I couldn’t ask for a better partner.
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