LA DECISIÓN DE MARIÁTEGUI
José
Carlos Mariátegui, publicó el artículo “Dos Concepciones de Vida”, en el año
1925, dos años después de haber regresado a Lima, desde Europa.
Había
partido en 1919, al inicio del segundo gobierno de Augusto
Bernardino Leguía Salcedo (“El Oncenio”), acogiéndose a una beca oficial con la cual el régimen dictatorial disfrazó su exilio y la de otros luchadores
sociales. Así, Leguía se deshizo de molestos jóvenes intelectuales socialistas
que tenían una posición crítica hacia sus políticas.
Durante
los cuatro años que estuvo en Europa, Mariátegui realizó un intenso aprendizaje
autodidacta del pensamiento y la acción político social de entreguerras, que se
expresaban en dos corrientes claras y opuestas: el comunismo y el fascismo. Antes
de su partida, Mariátegui ya había dado pasos importantes hacia la primera.
El
pensador Mariátegui nació el 14 junio de 1894,
en Moquegua y murió en Lima el 16 de abril de 1930. Fue hijo de un
empleado público, don José Francisco Mariátegui, quien murió cuando JCM tenía
trece años. Su madre, Amalia La Chira, proveniente de una panaca quechua, fue hija de un pequeño agricultor y aportaba recursos
a su familia como modista.
Siendo
aún niño, Mariátegui sufrió una herida grave como consecuencia de una pelea con
sus compañeros de escuela. Este infausto hecho derivó en una leve cojera que lo
disminuyó físicamente y quizá fue el motivo de su carácter taciturno orientado
a lo intelectual con una dedicación tenaz a la lectura, al razonamiento y al
aprendizaje autodidacta, con una
poderosa capacidad de observación y captación de su entorno y sus significados.
A
la temprana edad de quince años, entró a trabajar como ayudante de linotipista
en el diario “La Prensa”, publicación opositora al gobierno de la llamada “República
Aristocrática” (1895-1919) instaurada por Nicolás de Piérola y el Partido Civilista.
En
“La Prensa” se relacionó con Abraham Valdelomar, Leonidas Yerovi, Luis Fernán
Cisneros, Félix del Valle, César Falcón y otros connotados personajes del
“mundillo” periodístico y literario de ese entonces. JCM empezó a publicar sus artículos en 1911.
Siete años después, en 1918, según lo escribió en una carta a un entrañable amigo, “nauseado
de política criolla”, se orientó resueltamente
hacia el socialismo, decidido a participar activamente en la vida nacional.
Durante ese mismo año, como resultado de
sus vocaciones socialistas, Mariátegui, Falcón, Valdelomar, César Vallejo y
Humberto del Águila, fundaron la revista “Nuestra Época”, para apoyar las
luchas de los trabajadores.
Después,
el grupo pasó al diario “El Tiempo”, pero al poco tiempo se apartaron de ese
medio para fundar “La Razón”, como «diario del pueblo para el pueblo». Tras el
fin del Gobierno de Pardo, asumió nuevamente Leguía, quien al advertir que el
grupo en el que actuaba Mariátegui era un núcleo de jóvenes levantiscos peligroso
para su régimen, clausuró “La Razón” el 3 de agosto de 1919 y deportó a la mayoría de los integrantes usando
el procedimiento de enviarlos a estudiar en Europa.
Que el tiempo no pase
JCM
marchó soltero al viejo continente y
regresó acompañado de su esposa y de su primogénito para poner en
práctica en el país todo lo que había aprendido en Europa. A modo de
reinsertarse en la vida política nacional, dictó conferencias en la Universidad
Popular González Prada, fundada por Víctor Raúl Haya de la Torre, sobre la
crisis mundial derivada de la primera guerra mundial. Asumió la dirección de la
revista “Claridad”, cuando Haya de la Torre, futuro líder del APRA, se vio
obligado a exilarse en México. Entonces, a pesar de que Leguía encandilaba a
las masas con sus espectaculares obras y su despilfarro constructor, Mariátegui
entro en escena llamando a la formación del Frente Único de Trabajadores.
En
1924 le amputaron una pierna, pero confinado
a una silla de ruedas, siguió trabajando intensamente. En el curso de 1925, año
que corresponde al segundo de la tercera reelección del régimen constructor,
despilfarrador y de mano dura de Leguía
(1924- 1929), Mariátegui fundó la Editorial Minerva, la cual publicó sus obras y las de otros autores
peruanos.
En
ese tiempo, Mariátegui probablemente percibió que el tiempo se le acababa
debido a su precaria salud, por lo que habría decidido in pectore, lanzarse a la aventura de entrar a la acción política
revolucionaria directa. Tal es más o
menos, el contexto en el que escribió “Dos Concepciones de Vida”, un texto que
ha sido sometido a una serie de sesudos análisis políticos, sociales y
antropológicos.
Una poderosa mente
El artículo del joven Mariátegui, cuya poderosa mente se había
fortalecido tras su aprendizaje europeo, es un notable esfuerzo por sintetizar una visión global de la situación
social del viejo continente luego de la primera guerra mundial.
En el breve texto, con
maestría, expone la gran ola de conformismo que envolvió a las cúpulas de las
clases sociales de ese continente, comportamiento que facilitó el surgimiento del fascismo y
del comunismo.
En mi caso, su lectura me ha
permitido percibir que es una valiosa pieza que anunciaba el gran poder de
percepción, análisis y comprensión de la realidad que poseía Mariátegui. Esa facultad lo llevó,
pocos años después, a convertirse en una
de las cumbres del desarrollo del pensamiento y la acción política y social
del país (7 Ensayos de la Realidad Peruana) , en paralelo con otra gran
mente de su época: Víctor Raúl Haya de la Torre, con quien tuvo que romper
ideológicamente para seguir su propio camino.
La decisión por una vida peligrosa
A mi modo de ver, la idea
principal que JCM expone en ““Dos Concepciones de Vida”, es que por efecto de la gran violencia de la
primera guerra mundial, las dirigencias antagónicas de la burguesía y del
proletariado europeos, luego de la
guerra, coincidieron en optar por retornar
a como de lugar a la NORMALIZACIÓN, la tranquilidad, la paz, la dulzura y la
comodidad muelle de la época pre bélica.
Los líderes, rechazaron los
alardes de heroísmo tanto del fascismo como del comunismo, pero sin atreverse a impedir que
estas nuevas fuerzas opuestas que
pregonaban vivir peligrosamente, impulsaran el movimiento social sobre la base
de la necesidad de la fe y del mito.
Y, en esa disyuntiva, el artículo
de Mariátegui, fue un anuncio de la decisión que tomó y ejecutó en parte, poco
tiempo después. JCM eligió la vida peligrosa, el combate social, uno de los
caminos que él veía frente al destino de cada hombre, en un tiempo de
descreimiento y conformismo.
Como resultado de su vida
peligrosa – considerada por ciertos estudiosos de su obra como una expresión de romanticismo socialista - Leguía
lo encarceló, acusándolo de comunista. Pisando firme en el sendero del peligro,
fundó el Partido Socialista Peruano y la Confederación General de Trabajadores
del Perú (CGTP).
No obstante, Mariátegui no
alcanzó a vislumbrar - evidentemente
debido a su sorpresiva muerte - que en la confrontación entre el fascismo y el
comunismo en Europa, el primero aceleraría el paso hasta provocar una nueva
conflagración mundial que terminaría partiendo el mundo en dos. Sin embargo, la
potente claridad de su pensamiento sigue
alumbrándonos y tal vez
propiciando que otras mentes peruanas tomen una decisión. EOR
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