domingo, 24 de noviembre de 2024

 

CULTURA VICÚS

Del año 500 a.C. al 500 d.C – Un milenio

Vicús fue una formación económica y social consistente cuyo origen aún no ha sido determinado por los investigadores, pero que tuvo vigencia durante aproximadamente un milenio, desde el sub periodo Formativo Final (Eclipse de Chavín) hasta el término del siguiente Periodo de los Desarrollos Regionales en el Norte del país, cuando simplemente se extinguió. Como veremos más adelante fue una teocracia militar completa, lo cual, sin embargo, no fue suficiente para que evitara caer, primero, bajo el dominio de los Mochica y, después, de los Virú, dos importantes sociedades regionales del Norte.

DESCUBRIMIENTO

Los ladrones de piezas arqueológicas llegaron primero a los restos de Vicús en 1959 y se apoderaron de una gran cantidad de piezas de la mejor calidad que extrajeron de terrenos de la hacienda Pabur, de propiedad de Domingo Seminario Urrutia, quien denunció el saqueo ante la Casa de la Cultura del Perú, la que entonces se hallaba al mando de José María Arguedas.

Hasta 1962, a la poca cerámica y otros objetos metalúrgicos que se pudo recuperar se les catalogó como del estilo “Ayabaca”. Después, la denominación cambió a “Vicús” para designar tanto a las vasijas de cerámica como a los objetos de metal por sus características sui generis. En el caso de la cerámica, por su singular forma que da la sensación de mucho peso e impericia en su elaboración. En el caso de la metalurgia, por el dorado, una técnica y estilo cuya área de difusión abarcó la cuenca del alto Piura a criterio del arqueólogo Ravines (2011).

Los huaqueros robaron numerosos vestigios en 1963 y los vendieron a traficantes con contactos en Europa. Para evitar la desaparición total del tesoro, Domingo Seminario compró las piezas que pudo detectar y así mitigó el gran daño causado al patrimonio arqueológico nacional por los ladrones.

En tratos con el Gobierno, el 4 de enero de 1964 Seminario contrató a Ramiro Matos, a Carlos Guzmán Ladrón de Guevara y al técnico José Casafranca Noriega, para que estudiaran esta nueva cultura. Luis Guillermo Lumbreras se dedicó a Vicús a partir de 1979.

Alan Galindo, Trehisy Leiva Retuerto, Katia Cisneros Eguiluz, en “Cultura Vicús, grandes avances en la costa norte”, afirman que Vicús generó una revolución cultural material con sus grandes avances en cerámica, metalurgia y arquitectura, los cuales marcan una gran diferencia respecto a culturas anteriores y posteriores a ella y, a la vez, desarrolló la agricultura con notables avances hidráulicos a pesar de las difíciles condiciones paleoambientales de su territorio.



UBICACIÓN

Al territorio de Vicus se accede por el Km 1 074 de la Panamericana Norte, a 50 Kms., al Este de la ciudad de Piura, en la margen izquierda del río Piura que corresponde a la zona alta del valle.

Su ocupación comprendió un territorio que va desde Tambo Grande y Salitral (parte alta del río Piura), en las provincias piuranas de Morropón, Ayabaca y Huancabamba, parte de la sierra sur de Ecuador. En dirección opuesta abarcó una considerable zona del norte de Lambayeque.

El nombre Vicús proviene del Cerro Vicús, donde se encuentra el más grande cementerio de la formación social. Desde Loma Negra y Cerro Vicús hay una terraza fluvial con montículos artificiales, cerca del área del cementerio Yécala. Los montículos son construcciones con barro del río y material de algarrobo, caña brava y pájaro bobo que corresponden al Intermedio Temprano.

Gráfico de Galindo et al.



CRONOLOGÍA SEGÚN LA CERÁMICA

El desarrollo de la cultura Vicús habría comenzado en el subperiodo Formativo Superior o Formativo Tardío, el año 500 a.C. y declinó totalmente el 500 d.C, lo que le da una vigencia de un milenio. Tal como Paracas en su fase inicial, fue un desarrollo cultural que surgió durante la etapa tardía de Chavín. Aunque se han hallado conexiones de tipo cerámico, metalúrgico y de orfebrería con culturas de Ecuador y Colombia, los investigadores apuestan por un origen autóctono de esta sociedad.

A decir de Galindo y su equipo, la estructura cronológica sobre la base de la cerámica que es aceptada por varios investigadores de quienes no menciona sus nombres, es la siguiente:

a. Vicús - Chavín. La cerámica vicús reflejó influencia Chavín en pleno apogeo de los del rio Mosna, pero con una producción tosca, con una coloración en la que el negativo y el blanco se aplicaban sobre el rojo.

b. Vicús - Vicús. Los vicús lograron en esta fase un estilo cerámico propio color naranja, aplicada con la técnica del negativo: pintaban las áreas que rodean las líneas que delimitan los motivos decorativos, pero no los motivos mismos, los cuales, de este modo, aparecen resaltados en negativo. Son muy comunes los huacos dobles: recipientes escultóricos de doble cuerpo, con asa y tubo comunicador. Uno de los dos cuerpos es una figura escultórica y el otro cuerpo es la botella en donde está el pico.

c. Vicús - Moche. Constituida por huacos retrato con marcada influencia mochica.

d. Vicús - Virú. El foco de influencia cambió a la cultura Virú y se expresó en piezas con una cabeza que se une a un pico por medio de una asa puente, combinación típica de la cerámica estilo Virú.

Hay otras seriaciones que Galindo y sus colaboradores también anotan: por ejemplo, la de Makowski y Amaro que planeta tres períodos regionales y cinco fases, en función de excavaciones estratigráficas de construcciones ceremoniales, domésticas y artesanales con 21 fechados por Carbono 14, apoyadas por el análisis de ajuares cerámicos mortuorios.

1. Vicús - Vicús (200 a.C. - 100 d.C.) Predominio del estilo Sechura B con formas utilitarias y originario del valle bajo, así como por el desarrollo del estilo local Vicús, lo que podría sugerir una ocupación por migración Oeste-Este.

2. Vicús - Mochica Temprano A y B (100 d.C. - 400 d.C.) Caracterizado por entierros en Loma Negra, similares a los de La Mina y Sipán y los talleres especializados Mochica (estilo Mochica I, II, III). Esto supone la vigencia de dominación moche, lo que no habría impedido que los vicús siguieran produciendo cerámica ceremonial fina aunque con varios íconos inspirados en los estilos Virú - Gallinazo y Mochica. La arquitectura con tapial y, luego con adobe rectangular Gallinazo-Mochica, remplazó a la arquitectura de barro embutido Vicús.

3. Vicús -

Mochica Tardío A y B (400 d.C. - 700 d.C.) Predominó el estilo Mochica (IV, V) en toda la comarca, aún con la presencia decreciente del estilo Vicús y recursos formales e iconográficos empobrecidos. El fin del periodo no está bien reconocido.

En 1979, Luis Lumbreras, sobre la base de vínculos estilísticos cerámicos, cambios tecnológicos en la cerámica y aquellos fechados disponibles para la secuencia Sechura, determinó una estrecha relación de contemporaneidad entre las tradiciones Vicús-Vicús, Sechura y las secuencias Vicús-Salinar, Vicús-Virú y Vicús-Moche.


ORGANIZACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

La sociedad Vicús estaba organizada en varias clases sociales definidas por su poder político o económico. Fueron las siguientes:

Nobleza: conformada por los curacas y sacerdotes

Militares, clase importante por debajo de la nobleza, pues los Vicús eran guerreros muy respetados.

Artesanos y comerciantes: los artesanos, ceramistas, orfebres y textileros producían bienes con márgenes de intercambio. Los comerciantes los cambiaban por otros bienes localmente y con producción fuera del territorio, mediante viajes periódicos.

Agricultores - pescadores - pastores: Componían la fuerza laboral más gran que trabajaba los campos, mantenía las pozas y los acueductos, sembraba, cosechaba y pescaba en lagunas y ríos; también criaban llamas y cuyes.

Sirvientes (prisioneros de guerra): eran usados en la faena de recoger y transportar desde las islas frente a Piura el guano de aves marinas para abono y se encargaban de los trabajos más duros en las casas, los templos y el campo.


En 1974, sobre la base de la iconografía, Luis Lumbreras definió a la cultura Vicús como una sociedad teocrático-militar. Nobles y sacerdotes controlaban el poder absoluto dominando a través de la religión y de las armas para garantizar el cumplimiento de sus decisiones. Se trató de un factor de coerción mixto, diferente a la ejercida por otras culturas anteriores que se basaron plenamente en la religión.

Antropológicamente, Lumbreras dedujo que en el Formativo Superior hubo clases sociales fuertemente diferenciadas, división social del trabajo y propiedad privada, producción y control del excedente necesario, todo lo cual permitía mantener el modo de vida de la burocracia civil y religiosa, administradores y comerciantes, es decir, las clases sociales más altas y grupos de poder.

VIVIENDA

No han sido hallados vestigios de las viviendas vicús, ni fósiles humanos. Solo se conocen ofrendas funerarias.

De las representaciones en la cerámica, se deduce que sus casas tuvieron techo a dos aguas, para soportar las fuertes lluvias de la región. Estaban edificadas sobre un plano rectangular, con paredes de quincha, revestidas de barro. Tenían una sola pieza y asemejaban a los palafitos; es decir estaban construidas sobre estacas para evitar la humedad y la abundancia de parásitos.

Además de recursos agrícolas, se habrían alimentado de carne de llama, de cuy, pato y de conejo.

RELIGIÓN

La principal deidad de los Vicús fue el dios mochica Aia Paec, también conocido como “el dios degollador”. Su vocación por la astronomía, posiblemente hizo que también adoraran al sol y al mar. Hay centros religiosos y ceremoniales como Ñañañique y Cerro Vicús, en los cuales se han encontrado ofrendas y posibles sacrificios humanos.

ECONOMÍA

La cultura Vicús se basó en una economía agrícola-comercial, con aportes de la ganadería de camélidos, crianza del cuy y la pesca. Respecto al comercio se han encontrado restos de cerámica que prueban la existencia de intercambios de productos con Moche y algunas culturas de Ecuador, como la jambelí o la de Cerro Narrío.

AGRICULTURA

La agricultura fue su principal actividad económica y social. También eran cazadores y realizaban algunas crianzas menores. Sus principales cultivos fueron la calabaza, el zapallo, la sandía y el melón, el maíz, el pallar, la yuca, el algodón y frutas como la chirimoya, en campos dotados de reservorios y riego por gravedad a través de acueductos que son utilizados hasta hoy. Su principal instrumento de labranza fue una palana que tenía la paleta de cobre y el mango de madera. Usaban intensamente guano de aves marinas que extraían de la isla de Lobos para fertilizar la tierra.

Los vicús fueron una sociedad militarista pues sus soldados recorrían periódicamente su territorio para hacer cumplir los mandatos de la élite y el principal.

METALURGIA

Fabricaron una gran variedad y cantidad de objetos metálicos: orejeras, narigueras, máscaras, pectorales, barras o bastones, pequeños adornos, instrumentos de labranza, cuentas de collar, láminas, coronas y tocados con lentejuelas y plumas que producían sonidos con el movimiento, además de sonajeras. Muchos de estos artículos eran adornados con motivos antropomorfos, zoomorfos, geométricos e híbridos.

Los Vicús dominaron todas las técnicas metalúrgicas del cobre, el oro y la plata para aleaciones trinarías. Doraban sus piezas por reducción, por inmersión en fundición y por enchapado de reposición química

Para sus artefactos, coronas, diademas, pectorales, cinturones y narigueras, empleaban placas laminadas, con decoración repujada, calada o incisa y uniones mecánicas.

También, utilizaban el vaciado en moldes bivalvos y univalvos para hacer armas como cabezas de porra puntas, cuchillos. Aplicaban la "tumbaga o Champi”, que le daba mayor dureza a la plata y al cobre, al cual, además hacía más maleable antes del proceso de bañado con oro. Por eso muchas piezas de cobre, parecen de oro.

Esta técnica de dorado tuvo una gran difusión en la cuenca del alto Piura, por lo que los vicús las compartieron con las culturas norandinas, hasta convertirse en verdaderos artistas del trabajo en oro u oro bañado en una sola pieza carente de articulaciones. Con las culturas centroandinas, compartieron el plateado y el amalgamado por mercurio.

Galindo y su equipo, reivindican que a Vicús le corresponde haber sido la base del desarrollo de la metalurgia de culturas posteriores, aunque carecen de un análisis comparativo con el desarrollo logrado por la sociedad Cupisnique en la metalurgia y la orfebrería del oro, la plata y el cobre.

ORFEBRERIA

Si del cerro Vicus se extrajeron las mejores piezas de cerámica, del área que hoy es la ciudad de Frías, en Ayabaca, se recuperaron los mejores objetos trabajados en metal en su mayoría para ofrendas funerarias.

Estas joyas de oro, plata y cobre fueron producidas mediante el sistema de martillado, repujado y moldeado y aumentaron su belleza usando conchas de perla traídas de Sechura, así como perlas, esmeraldas y turquesas.

Destacan las esculturillas antropomorfas de oro en láminas soldadas (La Venus de Frías y El Hombre de Frías), cabezas zoomorfas de lengua móvil, colgajos y pinzas depilatorias, hilos acordonados y otros objetos que implicaron destrezas mayores de orfebrería.

Venus de Frías

En Frías y Morales fueron halladas estatuillas de mujer de oro y plata que fueron bautizadas como la “Venus de Frías”. La imagen es un personaje humano femenino con ojos grandes y brazos y manos con garras de felino, trabajadas en oro fino de 24 quilates y lucen engastes de platino. Mide 15,4 cm de alto y su peso es de 60 gramos.

Registro fotográfico de Galindo y su equipo





En Quimbaya, Colombia, fueron halladas joyas similares hechas con el método de la tumbaga. Una, corresponde al curaca de Quimbaya, un jefe que representa autoridad política en la diversidad de los sistemas políticos autóctonos de América. Hay otra estatuilla en la cultura Tumaco o cultura Tolita que se desarrolló desde la costa norte de Ecuador, hoy provincia de esmeraldas y se extendió hasta la región de Tumaco, en Colombia.

Lumbreras, creyó que “La Venus de Frías” fue importada de Ecuador o Colombia, pero Kauffmann Doig le contradijo afirmando que pertenece a la cultura Vicús y sólo es similar a las de Colombia. Estudios y comparaciones de la orfebrería Vicús con la de Ecuador y áreas vecinas realizados por Zevallos, muestran que de 3 narigueras de filigrana de oro con turquesa en el centro, 2 son de Vicús, mientras que la tercera elaborada igual que las anteriores, sería de Esmeralda, en Ecuador.

ARQUITECTURA

La arquitectura Vicús tuvo como marco la astronomía y como condicionantes particulares la posición del sol, de la luna y de las principales estrellas, presumiblemente por razones religiosas que mandaban la adoración a esos astros.

Construyeron con barro, adobe, quincha y bases de piedra edificios que tenían tragaluces y estaban dotadas de techos inclinados. Cerro Vicús y Ñañañique fueron centros ceremoniales y administrativos conformados por una plataforma principal, ambientes distintos (ceremoniales y residenciales) y un cementerio. Las plataformas son de tres metros de alto y tiene una extensión total de una hectárea. En el conjunto habitacional hay tres ambientes principales, cada uno de 13 metros de largo y 6 de ancho, delimitados por hileras de piedras.

Por la aridez de su territorio, los vicús desarrollaron la arquitectura de riego y tecnología hidráulica, lo mismo que hicieron varias culturas situadas en áreas áridas (Salinar, Mochica, Chimú, Nazca, Paracas, entre otras).

TEXTILERÍA

Su trabajo textil fue bastante simple y sencillo, sin resalte. Producían sus prendas más simples para el día a día y para alguna manifestación cultural o fiesta religiosa. Algunas otras piezas las adquirían por trueque con otras etnias.

ESCULTURA

Las esculturas en piedra con incrustaciones de metal son expresiones representativas de esta cultura.

PATRÓN FUNERARIO

Los Vicús enterraban a sus muertos en cementerios en varios tipos de tumbas. En 1955, Ramiro Matos las clasificó en 10 tipos según su forma, respecto a enterramientos hallados en Callingará, Santa Rosa, El Bronce, Monte de los Padres 2, Talanquera, Malamatanzas, Pabur, Zapotal y Vicús-Yécala.

Tipo 1. Es la más común, también llamada “bota”. Tiene forma cilíndrica y mayor profundidad, la cual es de 4 a14 metros. En la base se encuentra el “nicho” que se extiende de 2 a 3 metros hacia el lado.

Tipo 4. Es otra fosa funeraria común. Son menos profundas que las de Tipo 1, miden entre 3 y 8 metros. La cámara funeraria en sí se extiende hacia ambos lados, en forma de “T” invertida.

En las tumbas de los cementerios mencionados solo fueron hallados algunos dientes humanos. También, encontraron tierra oscura o ceniza y manchas de tierra carbonizada. Debido a que algunos ladrones de tumbas dijeron que al robar no hallaron restos se cree que los Vicús cremaban a sus muertos antes y fuera de los entierros en las tumbas.

A Galindo y su equipo les parece que en el aspecto funerario, Vicús pareció seguir el patrón Paracas, con algunas diferencias: mayor diversificación de estructuras subterráneas con mayor profundidad y, sobre todo, la práctica de la cremación, siempre con la idea primigenia de volver al vientre de la Pachamama pero con un nuevo pensamiento religioso de la población.



jueves, 21 de noviembre de 2024

CULTURA HUARPA 
Del año 200 a.C al 500 d.C. 
Periodo de los DESARROLLOS REGIONALES (PDR)

Por: Elmer Olortegui Ramírez, Periodista

DESCRIPCIÓN GENERAL 
El pueblo Huarpa y su modo de vida, o cultura Huarpa, según Luis Guillermo Lumbreras, son el resultado de un proceso evolutivo social de asentamientos ayacuchanos que comenzó en el sub periodo Formativo Temprano, rotulado para Ayacucho como Andamarka. Su progreso abarcó las demás etapas: Wichqana, Chupas y Rancha, según materiales encontrados tanto en los alrededores del complejo arqueológico de Ñahuimpuquio como la misma Ciudad Wari. No obstante, cerca de esta última existen restos de asentamientos poblacionales del Período Lítico.  
También según Lumbreras, la sociedad Huarpa fue la antecesora del imperio Wari, como resultado de factores propios que están en proceso de estudio y corroboración y de la interacción de los huarpas con las sociedades nazca, tiahuanaco y otras. 
El discípulo de Lumbreras, José Ochatoma Parravicino, en su trabajo "Los Huarpa, caracterización  y tipología cerámica (2010)" postula que el estilo de vida Huarpa  habría surgido en los años 100 a.C y tuvo vigencia hasta el año 600 d.C, es decir, durante el llamado Periodo de los Desarrollos Regionales (PDR), aunque estima que el gran asentamiento Ñahuinpuquio, probable capital huarpa, fue ocupado desde el Formativo. Según su criterio, Huarpa no alcanzó el nivel de estado regional y fue solo un gran curacazgo agrícola extendido. 
Por su parte, R. Ravines, en 1994 consideró a Huarpa como un estilo y cultura regional que tuvo su origen en el área de las actuales provincias de Angaraes (Huancavelica) y Huanta (Ayacucho), territorio que corresponde  a  la  cuenca  media  e  inferior  del  río  Huarpa.   Desde esa zona, los huarpa originales de comportamiento belicoso, habrían subido hacia el área de Huamanga dominando por las armas a las aldeas locales  hasta configurar un dominio regional con una organización de federación de curacazgos o proto estado.  
Lumbreras, en su obra El Imperio Wari, del origen, la expansión y legado  del imperio milenario que hizo posible el surgimiento de los incas, publicada póstumamente en marzo de 2024, determina que Huarpa  fue una formación de carácter transicional entre la comunidad de aldea y la sociedad urbana que habría comenzado  aproximadamente en el año 200 a.C. y se prolongó hasta el 500 d.C. 
Ismaél Pérez Calderón, en su ensayo El Estado Regional Huarpa y los orígenes del Imperio Wari, añade a esto que su etapa de  máximo  desarrollo  se dio durante los años 200 y 300  d.C. lapso en el cual se  intensificaron sus vínculos con los nazca, época en la que en Ica estaba en todo su esplendor el gran centro  ceremonial de culto de Cahuachi considerado para ese tiempo como capital de la cultura Nasca.  Los términos de esta relación fueron, según  Lumbreras considerablemente favorables a los ayacuchanos, pues asimilaron la policromía de la cerámica nazca e hicieron trueque de sus productos locales y selváticos con insumos costeños como pigmentos especiales, hilado de algodón, pescado y otros productos. Frente a versiones de una supuesta migración nazca a causa del colapso de Cahuachi, Pérez cita a Lumbreras para señalar que no hay registro arqueológico de una “ocupación” nasquense.  

SURGIMIENTO DE LA SOCIEDAD REGIONAL EN AYACUCHO 
En Ayacucho,  el proceso de la sociedad regional se dio entre los años 100 a.C. y 500 d.C., durante la ocupación Huarpa de las cuencas de los ríos Huarpa, Torobamba y Pampas y prosiguió en la etapa Rancha, Fase Ocros con asentamientos grandes como Ñawimpukyo, Conchopata, Ranra, Wari, Trigopampa y El Paraíso, este último en el Valle de Huamanga; Pachyaq, Tantawasi, Aykas y Secclla, en el de  Huanta; Corpas, Cochas, Patibamba y Pomacocha, en el valle del río Pampas. 
Todos estos lugares están asociados a sitios de menor magnitud, a complejos sistemas de andenerías y a caminos que sirvieron de base para la economía e integración regional, previa  al Imperio Wari.Como resultado de su exploración de Ñawimpukyo en la que recogió más de 4,000 fragmentos de cerámica, el arqueólogo Enrique Gonzales expuso que la ocupación Huarpa fue parte de un proceso  local que debió comenzar durante el Formativo, cuyo desarrollo generó una primera diversificación o regionalización, asociada con diferentes tipos de cerámica de las fases Inicial, Media y Tardía de Huarpa, con una antigüedad desde los  400 a 300 a.C. (Subperiodo Formativo Final) y se prolongó durante todo el Periodo de los Desarrollos Regionales, hasta aproximadamente el año 500 d.C.
En 1969, Guillermo Lumbreras propuso que  Huarpa debe ser considerada como propiamente regional, ya que solo en su fase Tardía  existieron  influencias de la cultura Nasca. Ñawimpukyo fue un pueblo Huarpa lo suficientemente grande como para suponer que hubo una población numerosa y que en su cercanía había otro pueblo  llamado Kumunsenqa donde hubo una ocupación exclusiva del período Huarpa, con indicios de construcciones rectangulares. Otros pueblos que estaban asentados en la región indican también que durante la época Huarpa había una densa población que vivía cerca de los ríos y de los terrenos de cultivo. 

TERRITORIO 
El territorio de esta primera manifestación regional ayacuchana o Huarpa, habría abarcado toda la cuenca del río del mismo nombre de donde proviene a la vez el nombre del estilo y cultura, con una extensión de 100 km de largo por 50 km de ancho, abarcando  parte de Ayacucho, Huancavelica hasta la sección intermedia del valle de Mantaro, en Junín. Pero, su área nuclear fueron los valles de larga prehistoria, Huanta y Huamanga, integrando a una considerable población, es decir, las cuencas de los ríos Huarpa, Torobamba y Pampas, donde han sido registrados más de 500 asentamientos suyos, algunos de los cuales como  Ñawimpuio, Wari, Ranra, Tantawasi y Paras, debieron ser ciudades o centros urbanos principales y los dos primeros, pudieron haber funcionado como capitales políticas administrativas de una posible estructura para estatal o estatal, la cual alcanzó envergadura imperial, con la expansión de la Cultura Wari. En su obra póstuma citada, Lumbreras expone que desde Ayacucho  Huarpa se extendió por el Oeste hacia Huancavelica; por el Norte, hasta el Valle de El Mantaro, en Junín; por el Sur hasta el río Pampas y por el Este, hasta los afluentes del río Apurímac. 
Principales sitios de la sociedad Huarpa 

RELACIONES CON OTRAS SOCIEDADES  
Durante su desarrollo Huarpa mantuvo  contactos con las culturas  Nazca (100 a.C-700 d.C) por el Oeste, Pukará (200 a.C al 400 d.C) y Tiahuanaco (1500 a. C. y 1187 d. C) por el Sur. Con la de Lima (100 al 650 d.C.)   y Mochica (150 al 700 d.C.) hacia la Costa Norte y con Recuay (100 al 700 d.C.), Huamachuco (400 y 1000 d.C.) y Cajamarca (100 al 850 d.C.) en la Sierra Norte, de las que se presume asimiló desarrollos tecnológicos, artísticos y arquitectónicos, que le permitieron fortalecer su organización social.  

Los huarpa y los nazca
Los nazca (100 a. C. - 800 d.C.), aproximadamente entre los años 400 y 500 d.C., en la etapa tardía de los Huarpa, habrían aportado a este pueblo- estando en debate si fue por las buenas o como resultado de una invasión-ocupación de los huarpa tardíos - su amplio dominio de las técnicas agrícolas más avanzadas de la época, pues los costeños construyeron en el desierto acueductos subterráneos y reservorios para abastecer sus campos de producción. En cerámica  y textilería alcanzaron alta perfección estética y tecnológica. 
Cahuachi es un muestra indiscutible de su capacidad arquitectónica y constructiva con barro y piedra. También fueron pescadores. Desde la etapa final del Formativo, los huarpa establecieron un intenso vínculo, primero con los paracas, luego con los toparás,  después con los nazcas, a través de la cuenca del río Grande, de tal modo que ya como pueblo subyugado la relación se mantuvo durante el imperio Wari, a criterio de Ochatoma y Cabrera, con una gran importancia estratégica ideológica, económica y política.  

Los huarpa, los pukará y los thiahuanacos
Desde la Meseta del Collao, los huarpa recibieron también la influencia de los pueblos Pukará y Tiahuanaco, en ese orden y probablemente de esa otra gran cultura altiplánica que fue la Chiripa, en el lado boliviano del Lago Titicaca, entre los años 300 y 500 d.C. cuando el estado Pukará empezaba a declinar hasta su descomposición en los años  400, tiempo que, en el caso de Tiahuanaco, aún no era un imperio, pues estaba pasando por su largo Periodo Urbano que transcurrió del año 45 d. C. al 700 d. C. 
Los pukará, tiahuanacos y las otras culturas altiplánicas coetáneas,  fueron indiscutibles  desarrolladores de la agricultura y la ganadería en uno de los ambientes más hostiles y cataclísmicos de los Andes. Esas sociedades también impulsaron artesanía de alta calidad con piedra, joyería, cerámica, textilería y metalurgia. 
Tiahuanaco y las otras sociedades aumentaron el progreso arquitectónico y constructivo monumental que siglos atrás había aportado el estado Pukará en el lado nor occidental del Lago Titicaca (Ver cultura Pukará) produciendo una gran  infraestructura que incluía el prestigioso centro ceremonial dedicado al culto del dios de los Báculos, representado en el tallado de la Portada del Sol. Este centro atraía a un gran número de peregrinos. 
Estas intensas relaciones sobre la base de intercambios permanentes determinaron progresivas y complejas modificaciones de la organización huarpa las que, se supone, desembocaron en el surgimiento del Imperio wari.  

 POBLACIÓN 
 Se ha registrado que, tanto durante la sociedad  Huarpa como la de Wari, se produjo un notable crecimiento demográfico en el territorio ayacuchano, gracias al aprovechamiento eficiente de recursos existentes. Ochatoma estima que la sociedad Huarpa estuvo organizada en tres clases sociales: Shamanes, artesanos y agricultores. En 1981, MacNeish calculó que Huarpa, del año 200  a.  C  hasta  los  200  d.C. contaba con 130 asentamientos, de los cuales cuatro eran ciudades, dos eran ciudades ceremoniales, otras tres eran ciudades administrativas, mientras que veintiocho eran aldeas, nueve aldeas ceremoniales, trece aldeas administrativas, y cerca de un centenar eran asentamientos de gente que vivía aún como  microbandas o macrobamdas, cerca de las terrazas agrícolas. No obstante, Pérez Caldereon en su obra citada, estima que los huarpa tuvieron unos 300 centros habitacionales que albergaron una numerosa población.   Parte de esa población construyó y ocupó la fase huarpa de Ciudad Wari, la que después se convertiría en la capital de la cultura Wari.   

PRINCIPALES MANIFESTACIONES CULTURALES HUARPA 
1) Capacidad de construir obras hidráulicas: andenes, canales, acueductos, reservorios y chacras hundidas (qochas). 
2) Desarrollo consistente de una arquitectura urbana con edificios de carácter monumental, con patrón de estructuras en forma de “D” y círculos concéntricos, fortificaciones, caminos, tumbas jerarquizadas de doble cámara y grandes espacios ceremoniales y de culto.  
3) Desarrollo especializado de la artesanía, como actualmente sigue vigente en los barrios tradicionales de la actual ciudad de Ayacucho. 
4) Patrón de asentamiento en planicies elevadas, cima y laderas de las colinas para evitar daños por desbordes  e inundaciones que afectan la parte baja de los valles.  
5) El haber alcanzado un nivel estatal en el desarrollo de su organización social, definido por su capacidad constructiva de grandes obras hidráulicas para el desarrollo de una agricultura intensiva, con canales de riego que captaban agua de puquiales, quebradas y ríos de las cuencas de los ríos  Huarpa, Torobamba y Pampas y el uso de qochas para el cultivo tipo “chacras hundidas”. 
6) La ubicación de numerosos asentamientos entre poblados principales. 
7) Elevada producción de cerámica y textilería, como resultado de un notable crecimiento demográfico que generó una red vial amplia.
 
CERAMICA
La cerámica es la manifestación más relevante de Huarpa, con su estilo rojo y negro sobre sobre una superficie engobada de color blanco. Su decoración es lineal, geométrica con algunos rostros antropomórficos. No obstante, Lumbreras dice que la cerámica huarpa temprana esta vinculada con el modelo simplista y monócromo de Paracas Cavernas y Necrópolis. 


Olla huarpa, estilo negro sobre blanco. Foto J. Ochatoma 


Cuenco huarpa nazcoide, con figuras de 
pulpos y estrellas de mar. Foto J. Ochatoma 


Botellas huarpa polícromas de 
diseño compuesto Foto: J. Ochatoma  


Cerámica huarpa doméstica recuperada
 del sitio de ConchopataFoto: Ismael Pérez

Simultáneamente se desarrollaron la cerámica Caja y otra llamada Kumunsenqa y en su fase tardía surgió la cerámica polícroma llamada Cruz Pata. En su obra citada, Lumbreras anota que la arcilla y los pigmentos blanco  y rojo violáceo eran de origen local, pero los pigmentos gris, rojo y ocre habrían sido importados  de la región Ica  
La cerámica Huarpa permaneció vigente junto a los estilos del Formativo Superior o fase Rancha. Sus vestigios de ese tiempo permitieron su definición como cultura por parte de Jhon Rowe et al.., en 1950.
Después, investigadores como Bennett, Lumbreras, González y Menzel, la han estudiado como contemporánea con Nasca, Lima, Recuay, Cajamarca, Mochica, Tiahuanaco, Waro, etc.
En 1953, Wendel Bennet fue el primero en excavar en Ciudad Wari, Conchopata y Acuchimay, a raíz de lo cual propuso una secuencia cultural. Los resultados del estudio del pozo N°4 localizado en el sector de Sullucruz de Ciudad Wari mostraron en los niveles más profundos cerámica Huarpa, aislada de la cerámica  Wari, lo que sirvió de base a Lumbreras (2010, 2011) para afirmar que  Huarpa fue el antecedente local de Wari.
La comparación estilística de la cerámica es otro fundamento de ese planteamiento. Basada en ese criterio Dorothy Menzel, además de referirse a la cerámica Huarpa procedente de las excavaciones de Bennett en Ciudad Wari, sostuvo  que en los 184 asentamientos de Churucana, Ñawimpukyo, Acuchimay, Chaquipampa y Totorilla, la cerámica Huarpa se encuentra  de manera recurrente a nivel de superficie, mezclada con cerámica  Wari.
Menzel definió las siguientes características de la cerámica Huarpa: presenta formas de grandes vasos abiertos, figurinas, ollas de cuello corto, escudillas y cántaros con cara gollete, decorados con motivos de ajedrezados, chevrones y figuras de espirales,  círculos, líneas onduladas y puntuaciones que después aparecieron en Nasca 7 y 8, razón por lo que la ubicó en el cuadro cronológico (Fig. 7, página 42 de la tesis de Pérez).
Ramiro Matos, quien en 1958 definió la cerámica Caja, siguiendo la clasificación de Lumbreras considera que las  fases B y C corresponden al desarrollo clásico de la cultura Huarpa con el tipo Negro sobre Blanco asociado con los tipos  Caja, Kumunsenqa, Ocros  y Cruz Pata. Agrega que la expansión de Huarpa debió llegar, por el sur, hasta Apurímac y, por el norte,  hasta el valle del Mantaro.Se trató de una sociedad muy identificada con la agricultura. y no con el pastoreo.
Luis G. Lumbreras y Leonor Cisneros, elaboraron una secuencia cerámica Huarpa de cuatro fases.

Fase A.
Asociada a la cerámica Rancha del Formativo Superior,  de donde nace el estilo Caja de Huarpa, caracterizada por presentar color anaranjado claro, compacta y fina, con pasta casi sin antipláticos, decoración con base en líneas finas de color marrón sobre fondo natural generalmente  en el interior de cuencos de bordes biselados.
Otro estilo de ésta fase es el Huarpa Fino  con decoración de líneas negras o rojas  que se desprenden a manera de bandas, franjas, o lenguas desde el borde hasta la parte superior del cuello o cuerpo de las vasijas, motivos figurativos de rostros humanos con la nariz frecuentemente modelada y la cara pintada con líneas en varias direcciones, en cuencos y grandes cántaros.

Fase B
Comprende los subtipos  Huarpa B, menos fino que Huarpa  A, con mayor variedad de formas con diseños de bandas horizontales rectas de color rojo delineadas con negro con la central ondulante de color rojo, y el Kumunsenqa que se inicia en la fase anterior y que tiene como característica un engobe rojo oscuro en ollas y cántaros generalmente grandes.

Fase C
Incluye el Huarpa Negro y Rojo sobre Blanco, a partir del cual Jhon Rowe y su equipo, lo definieron en 1950. Se prolonga hasta la fase D, como cerámica gruesa con engobe blanco mate espeso en el exterior de grandes urnas de base plana, los lados rectos y el borde fuertemente engrosado y a veces biselado, decoración geométrica, bandas gruesas y líneas, siendo  característica  una banda gruesa alrededor del borde que se  prolonga hasta el interior, esta banda se combina con otras líneas formando escaques (damero) y otras simples superficies "rayadas".

Cerámica polícroma y negro sobre blanco.jpg
Cerámica huarpa polícroma y negro sobre blanco

Los diseños curvilíneos aparecen en formas de espirales, a los que a veces se agrega líneas o rellenos de espacios de color rojo violáceo, el tipo Cruz Pata, con diseños de perfil en "S" en  vasos altos con asa lateral cintada y otros pequeños como antecedente llamado vaso "Lira", (popular en el período Wari). La decoración en el engobado de blanco y pintado con negro, rojo, anaranjado y gris; engobado de rojo y pintado con negro, blanco, anaranjado y gris; y sin engobe y pintado conos mismos colores; con diseños curvilíneos, combinados a círculo con rayos o "espirales" a modo de arañas o pulpos, vinculados con el período tardío de Nasca.

Fase D
Corresponde al final de Huarpa, por lo que es cercana al comienzo del período Wari.  Representan esta fase la cerámica  Ocros A y Cruz Pata, evidentemente relacionadas con diseños de las fases 7 y 8 de Nasca. De manera particular, el tipo Ocros lleva  engobe anaranjado brillante  aplicado al interior y exterior de las vasijas, con motivos surrealistas figurando animales-plantas indeterminados, entre los que  destaca una especie de pulpo de dos cuerpos, con apéndices volutiformes, a manera de patas o tentáculos, y frecuentemente con imágenes radiadas, y representaciones de caras semejantes a los de Huarpa, en vasijas en formas de cuencos, tazas, cántaros o jarras , etc.

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Distintos tipos y estilos de la cerámica Huarpa. 

TECNOLOGÍA AGRARIA
Ayacucho es una zona con poca agua y, por tanto, con una reducida área cultivable en un territorio quebrado e irregular. Tiene áreas difíciles donde predominan los vegetales espinosos que requieren poca humedad. Las áreas de secano reciben lluvias durante tres meses al año.
La población Huarpa enfrentó esa adversidad con destrezas técnicas y racionalización de los recursos y logró cinco veces más de área de cultivo, incluso respecto a la actual.
La solución al problema de los derrumbes de laderas por la erosión fue la construcción de terrazas agrícolas, parecidas a  los andenes  que muchos siglos después construyeron los incas. Las terrazas huarpa fueron hechas con muros de contención construidos de formas diversas, con anchos de 1.50 m. en laderas escarpadas  y hasta de 10 m., en laderas de menor pendiente. Las terrazas servían para sembrar determinadas especies de temporada, una vez al año, regándolas con las lluvias de la estación.
Existen vestigios de acueductos líticos que indican que hubo reservorios de aguas fluviales.
La obtención de materiales, la dirección, el diseño  y la construcción de las terrazas, canales y reservorios, aunque no de dimensiones grandesdebió hacerse, según Lumbreras, con mano de obra aportada como mínimo por varias familias, una comunidad o un ayllu. Sin embargo, hay investigadores que creen que las obras se hicieron con base en planes generados y ejecutados por una organización de carácter estatal antes que comunal, que aplicó un patrón constructivo que se observa en las cuencas del Huarpa y del Pampas, aunque en este último sitio con restos de andenes de piedras salientes utilizadas como escalinatas de acceso entre una y otra terraza, técnica que como se percibe, antecedió a las andenerías con escalinatas incas.


Andenería huarpa en Corpas, San Miguel, cerca de Apurímac.jpg
Andenería huarpa, en Corpas, valle de San Miguel, cerca de Apurímac
Foto de Ismael Pérez

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Reservorios Huarpa de Tawaqocha asociados a un complejo sistema de andenerías en Pacaycasa.
EL ESTADO REGIONAL HUARPA Y LOS ORÍGENES DEL IMPERIO WARI, Ismael Pérez. 

AUMENTO DE LA PRODUCCIÓN, DE LA POBLACIÓN Y DEL URBANISMO
Las terrazas existentes  y sus sistemas de drenaje en zonas hoy eriazas, generaron una intensa actividad productiva agrícola probablemente entre los siglos IV y VI, durante aproximadamente unos 200 años, gracias a que esa zona andina se vio favorecida por un clima más húmedo que el actual . Sobre este fundamento que aún requiere demostración, Lumbreras colige que la mayor producción agrícola impulsó el aumento de la población y la aparición del excedente. La población creciente se ubicó en conjuntos de viviendas del tamaño de aldeas dispersas, localizadas en el borde o periferia próxima de todo sitio en que la tierra podía dar frutos. 
No obstante, ante este modelo o patrón productivo agrario rural de nivel aldeano, otra cosa sucedió con la producción cerámica. Lumbreras ha determinado que la orfebrería huarpa produjo su cerámica con una  una unidad técnico-artística probablemente en solo dos o a lo sumo tres talleres especializados, estandarizados y acondicionados y de ninguna manera en sitios artesanales domésticos y dispersos. Los pigmentos son los mismos y la pasta también con seguridad proveniente de depósitos comunes. 
En esa línea, Lumbreras ha encontrado que los sitios Ñahuinpuquio y Churrocana no asumieron el patrón de aldea, así como posiblemente otras que en Huanta deben ser excavados.
Ñahuinpuquio fue un emplazamiento en un lugar económica y políticamente estratégico del sur de la cuenca. Contaba con grandes edificios ceremoniales, plazas, viviendas y acueductos y reservorios para el manejo del agua. Hasta hoy es un punto de control de aguas ubicado a 3 000 m.s.n.m. En la etapa en estudio era la única conexión entre la zona agrícola del norte y la zona agroganadera del sur. Sus edificaciones no responden a una diseño urbano y sí da la impresión de una enorme aldea suministradora de servicios públicos, entre ellos el religioso. 
Además, este complejo arqueológico surgió al comienzo de los huarpa, el 500 a.C. y siguió ocupado hasta el inicio de los Wari entre el 400 y 500 años d.C.
José Ochatoma dice que excavaciones recientes  han revelado terrazas agrícolas, abundante cerámica del Periodo Formativo, así como restos arquitectónicos Wari lo que demuestra la vigencia prolongada del asentamiento. 

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Plano de la cima del complejo arqueológico Ñahuinpuquio

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Recintos huarpa en Ñahuinpuquio, remodelados por los Wari.jpg
Recintos Huarpa en Ñahuinpuquio remodelados en la época Wari. 
Nótese el avance de la ocupación urbana actual

Churrocana es una colina al sur este de Ciudad Wari. También era un punto de control de aguas de menor dimensión respecto a Ñahuinpuquio. Administraba también  yacimientos de arcilla para cerámica y cerca de Murruncancha hay una excelente tierra de cultivo en medio de una zona árida. Tiene vestigios de grandes canchas de piedra y barro y muchos restos cerámicos superficiales. 
Ambos asentamientos no tienen diseño urbano ni teocrático. Para Lumbreras esta excepcional condición de los dos emplazamientos pudiera ser la misma de otros de Huan y Pampas por investigar. De comprobarse esta coincidencia, el arqueólogo ha adelantado que, entonces, Huarpa habría alcanzado el nivel de una federación de curacazgos, cuyas sedes habrían sido esos lugares y amalgamadas mediante la redistribución de recursos, bienes y servicios hacia las aldeas de la región.  

LA ETAPA HUARPA DE CIUDAD WARI
Últimos hallazgos de las investigaciones en Ciudad Wari
Los hallazgos de las recientes investigaciones arqueológicas intensivas de José Ochatoma y Martha Cabrera en el Complejo Arqueológico de Wari (sectores de Vegachayuq Moqo, Monqachayuq y Chupapata) han descubierto  vestigios de arquitectura monumental anterior a la ocupación Wari, los mismos que testimonian una ocupación Huarpa temprana de lo que fue la gran metrópoli "Ciudad Wari"Se trata de muros de piedra, adobe y tapial finamente enlucidos y pintados de rojo, con pisos compactos de puzolana asociados a canales de drenaje de sus edificaciones. 
En el sector Vegachayuq Moqo, el principal templo Wari en forma de una «D» fue construido sobre un viejo templo huarpa, lo cual sugiere claramente que uno de los principales poblados o la capital de los huarpas estuvo asentada en Ciudad Wari. 
De las características especiales de esta infraestructura ubicada en los estratos más profundos de las excavaciones en Vegachayuq Moqo, Monqachayuq y Chupapata, Ochatoma y Cabrera han deducido que corresponden a un complejo de edificios con áreas ceremoniales y unidades domésticas cuyos habitantes tuvieron estrechos vínculos con la cultura nazca, pues es evidente el uso de la tradición constructiva con adobes y tapiales de barro, distintivo de las ciudades de Cahuachi y Pueblo Viejo, que eran sedes importantes de la entonces sociedad nazca. 
Así mismo, en los estratos de la ocupación huarpa y  en los de las etapas iniciales de Wari, fue desenterrado un gran cúmulo de restos óseos de camélidos y numerosas vasijas del estilo Caja, vestigios que también apuntan a un activo proceso de interacción con Huancavelica, en particular. con el pueblo de Caja en Acobamba, donde surgió la cerámica Caja y donde la agricultura y especialmente la cría de camélidos fueron  actividades muy apreciadas,  debido a  que la crianza producía fibra para la artesanía textil. Ochatoma y Cabrera calculan que esta relación de intercambio habría sido otro factor que pudo haber contribuido al surgimiento del Estado Wari. 

El Arqueólogo Pérez, plantea  que en la formación de Ciudad Wari, durante el desarrollo Huarpa, hubo influencia de la sociedad pre imperial Tiahuanaco a través de la religión, concretamente mediante la veneración al dios de los báculos, los ritos funerarios que incluían cámaras funerarias y construcciones con piedra labrada. 
Sin embargo, lo que anota el Museo Nacional de Antropología y arqueología pudiera contradecir a Pérez, pues señala que Pukará en su esplendor dominante  entre el 500 a.C. y el 380 d. C. tuvo como un personaje representativo al denominado dios de los báculos que, siglos después fue grabado en la Portada del Sol de Tiahuanaku. Otras representaciones habituales de la iconografía Pukará son batracios, serpientes y otros animales relacionados con el culto al agua, los mismos que en la etapa tardía de los huarpa aparecen en su cerámica polícroma de gran calidad y belleza. Cabe preguntarse por estos indicios, si tras la caída del estado Pukará corroído por una grave crisis económica y política parte de su élite pudiera haber escapado siguiendo las rutas de intercambio de largas distintas y haber llegado hasta los huarpa, en Ayacucho. 

Pérez también postula que las galerías y construcciones de varios niveles, serían resultado de la influencia de estilos constructivos de las culturas de la sierra norte y nororiental como Huamachuco, Recuay y Tantamayo y del estilo arquitectónico de recintos circulares concéntricos registrados en la amazonía peruana. en Bagua Bajo. 
Pérez piensa también que la construcción de obras hidráulicas responde a influencias arquitectónicas de las sociedades contemporáneas  Nazca y Mochica, a lo que se añade la transferencia o captación de una variedad de rasgos de diversos estilos cerámicos de diferentes regiones. 
Los restos constructivos de piedra y barro con enlucidos pintados de color rojo y blanco, registrados  en los perfiles de la carretera que secciona a la Ciudad Wari, es parte de la arquitectura monumental Huarpa.  Sobre esas construcciones se superpuso la arquitectura Wari, como, por ejemplo, la  estructura que delimita el área de circulación entre los sectores de Monjaschayoq y Vegachayoq Moqo. Esos vestigios, sumados a  las evidencias  encontradas en la excavación de Bennett (1953), indican que  dichos sectores fueron la zona  de mayor intensidad ocupacional durante el período de los Desarrollos Regionales de lo que, después, fue Ciudad Wari, capital del imperio.
Sobre la base de sus hallazgos, Ochatoma y Cabrera han propuesto que el proceso de interacción de los huarpas y pueblos de la costa central-sur se remonta al subperiodo Formativo Superior cuando se vinculó con la cultura Paracas. La relación aumentó durante el Periodo de los Desarrollos Regionales  en cuya fase final aparecen en Huarpa y con bastante claridad, elementos iconográficos propios de las Fases 7 y 8 del estilo nazca: diseños en colores rojo, naranja, gris y granate sobre un engobe blanco o naranja, con dibujos de espirales, líneas en zigzag, bandas con apéndices en forma de rayos, figuras escalonadas contrapuestas, la flor de lis y una variante serrana del animal corcovado. 
En resumen: doce años de investigaciones en el Complejo Arqueológico Wari de Ochatoma y Cabrera sustentan una ocupación huarpa bien definida en los estratos inferiores, los cuales fueron hallados cubiertos por rellenos intencionales que contenían restos de arquitectura temprana. El conjunto de edificaciones encontrado tiene paredes enlucidas y pintadas, con pisos de puzolana compacta y sistemas de canales de drenaje y estaban dedicados a vivienda y a ceremonias. 
La cerámica de esta ocupación es de los estilos: Huarpa, Caja, Negro sobre Blanco, Tricolor, Huarpa Polícromo, Cruz Pata y Ocros; todos correspondientes a la fase temprana del Periodo de los Desarrollos Regionales (PDR). 

Secuencia estratigráfica
El trabajo de Ochatoma y Cabrera ha permitido identificar la existencia de tres etapas de ocupación del sitio arqueológico Ciudad Wari. 
1) Etapa ocupación inicial huarpa, actividad temprana que estuvo muy vinculada con el origen del estado y la ciudad, destacando un intenso proceso de interacción con los nazcas. Es relevante señalar que la probable capital de los huarpas se encontraba en el mismo lugar donde los waris establecieron su capital. Se ha comprobado, además, que no hubo un colapso en la sociedad huarpa, sino un proceso continuo que se volvió más complejo con la presencia e influencia de las culturas nazca, caja y tiahuanaco.
2) Etapa ocupación Wari, la más prolongada e influyente, de apogeo de la metrópoli urbana, marcada por las influencias de la cultura Tiahuanaco.
 
ARQUITECTURA Y LOCALIZACIÓN DEFENSIVA
La sociedad Huarpa desarrolló una arquitectura monumental con edificaciones en forma de “U”, “D”, plataformas escalonadas y plazas hundidas con drenajes y pocitos ceremoniales, junto a la construcción de complejos sistemas agrícolas que reflejan el ingenio del antiguo poblador ayacuchano para vivir y desarrollarse en una zona de difícil geografía.
Vestigios huarpa de recintos en D. en Corpas, San Miguel,.jpg
Vestigios de recintos huarpa con diseño en D, en Corpas, valle 
de San Miguel, cerca de Apurímac. 

Asentamientos amurallados en las cumbres de cerros
De la época final de  Huarpa existen tres vasijas con expresiones arquitectónicas de poblados, edificios residenciales amurallados  que muestran un patrón de fortificación durante el ocaso de ese pueblo. Iguales representaciones fueron halladas en Ocros, como antecedente inmediato del imperio Wari. 
Una vasija recuperado por el arqueólogo Fredy Huamán Lira (2006), en Huancaqasa en el valle bajo del río Cachi, muestra un edificio  amurallado circular, coronando la parte superior de una colina  o montículo. En el interior hay tres recintos dispuestos en forma de “U” y al fondo en un recinto rectangular de puerta y ventanas con techo inclinado hacia la parte posterior, resalta un puma como guardián de la vivienda  y en cada lado lateral, hay un recinto circular  de puerta, ventanas y techo cónico. Los tres recintos tienen accesos orientados a un espacio central donde se ubican dos personajes: una mujer llevando  un bulto entre sus senos y el otro un varón. Frente al recinto rectangular, que da acceso al patio, existen tres pumas en actitud de descanso miran atentos al personaje varón que parece corresponder a un shamán. 

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Vasijas con representaciones arquitectónicas de recintos amurallados, estilo Huarpa Tardío o transicional, 
del museo de sitio de Wari (Fuente: Isbell, 2009).EL ESTADO REGIONAL HUARPA Y LOS ORÍGENES DEL IMPERIO WARI

Una segunda forma de vasijas que tienen representación arquitectónica son dos ceramios de base plana y cuerpos troncocónicos invertidos, también de la época tardía de Huarpa, Fase  Ocros (200 – 700 d.C.)  muestran dibujos  de aldeas construidas en la cima de cerros en el valle de Huamanga, como el formato local de la comunidad regional dominante. Las vasijas muestran murallas concéntricas de forma circular con acceso que conecta al interior donde resaltan edificaciones cuadradas y rectangulares dispuestas alrededor de un patio o plaza central rodeada de una segunda muralla que le otorga  carácter defensivo. 
Es posible que las representaciones arquitectónicas de las dos vasijas Ocros, contengan retratos aproximados de edificaciones tipo templos, mientras que las rectangulares parecen residenciales. 
Aparentemente, la plaza era el área principal de actividad, así como el bastión final de la comunidad y del jefe, en tiempos de guerra. 
El formato de asentamiento central, tipo “cumbre de cerro", aparece en Conchopata en la construcción de la Plaza Rosada (fase Silva 500-700 d.C.) sobre el cementerio (fase Mendoza (300-500 d.C.). Obras urbanas en Conchopata, en la Plaza Rosada, han provocado mucho daño que impide determinar su forma y dimensión original, cuando  fue abandonada antes del final de la ocupación de Conchopata.

EXPANSIÓN DE ASENTAMIENTOS      
En 1981, Richard MacNeish presentó planos con la distribución de asentamientos ayacuchanos  y cuadros con indicaciones de edad estimada, tipo de asentamiento y ecozona.
A Huarpa le asignó 130 asentamientos entre cuevas, abrigos, aldeas, centros ceremoniales, estructuras administrativas, fortificaciones, canales, terrazas, de los cuales 13 fueron excavados y 117  explorados solo a nivel de superficie; Estos sitios, más los asentamientos de las fases Rancha y Ocros  sobrepasan los 200 sitios, respecto a un total de más de 500 sitios  de todas la fases, registrados  en los valles de Huamanga y Huanta.
De los cálculos de MacNeish se deduce que, durante la época  Huarpa, hubo una densa población distribuida desde el fondo de los valles hasta más de 4000 msnm, junto a las fuentes de agua que dan origen a los  ríos y quebradas de la cuenca del Huarpa. En esos niveles están también  las obras de ingeniería hidráulica y poblados  que los Wari reocuparon como fue el caso de Ñawimpukyo, en Huamanga,  Anchakwuasi en  Vinchos, Pachyaq y  Tantawasi  en el valle de Huanta, lugares que  muy bien pudieron haber funcionado  como centros  administrativos para el control de la economía  bajo la dirección  de una política tipo estatal residente en Ñawimpukyo.  

ECONOMÍA
El desarrollo de la economía Huarpa, según la ubicación de los asentamientos, se sustentó en el cultivo y consumo de productos de clima mesotérmico como maíz, pacae, pallares, calabaza, zapallos, etc. y algunas crianzas en la puna.
Sobre este aspecto, Lumbreras ha explicado que en el siglo III de nuestra era, las relaciones de Ayacucho con los nazca se intensificaron, pues los huarpa habían alcanzado un moderado desarrollo urbano.
El intercambio habría sido considerablemente favorable a los ayacuchanos, pues importaban insumos para la producción de cerámica y seguramente pescado y exportaban "cochinilla", plantas tintóreas y quizá productos de origen selvático, procedentes de Pampas o de Apurímac.
No se ha registrado "ocupación" nasquense, solo gran influencia. Por ejemplo, las  expresiones artísticas huarpa, rígidas y desprovistas de contenido y forma, al recibir los pigmentos polícromos nazquenses,  pudieron cambiar hacia mensajes y formas nuevas, policromando su cerámica, lo que le dio mejor calidad e impulsó una mayor producción. 
Otro caso es la importación de tecnología textil  para la producción de  finas telas; la asimilación de  técnicas de orfebrería para la elaboración de joyas con piedras semipreciosas, lo que llevó al surgimiento de talleres en las aldeas y la captación de mano de obra no agrícola.
Una suerte de revolución urbana conmocionó a los huarpenses, permitiéndoles aproximarse a una producción exitosa no-agrícola que, obviamente generó demanda de productos agrícolas de otras partes.
Los curacazgos crecieron, gracias a que a sus sedes se añadieron talleres artesanales y ambientes para caravanas de mercaderes. El comercio exigíó caminos, facilidades para el transporte y estaciones.
Entonces, tales cambios determinaron que los curacas administradores, los artesanos y los mercaderes, alcanzaron más importancia que los sacerdotes y toda su parafernalia cultista, dentro de un cuadro evidentemente muy distinto al que presentaban en el norte fértil y en Tiahuanaku pre imperial, donde el papel de los sacerdotes fue fundamental.

ARTESANÍA
Además de la cerámica, en este campo los huarpa desarrollaron una textilería de buena calidad, tanto pata la elaboración de telas como de tejidos especiales tipo mantos, cuya confección también estuvo vinculada a la influencia tanto de los nazca como a las de los pukará y tiahuanaco y el empleo de adornos especiales procedentes de la Amazonía. También alcanzaron habilidades y destrezas reconocidas como orfebres de plata, oro y de elaboradores de cuchillos y raspadores de obsidiana, piedra que obtenían de Huancavelica. 

RELIGIÓN O CULTO HUARPA A LAS MONTAÑAS
El arqueólogo Juan Leoni planteó en el 2001 que la plaza Este y el edificio circular concéntrico de Ñawinpuquio, fue un lugar de culto y veneración al Apu residente en el  nevado Razuwillca, lo que sugiere que esta ideología de tipo cosmogónica, común en toda la región andina, tendría antecedentes tempranos.  
M. B. Anders postuló en 1986 sobre este aspecto, que la jerarquía de los wamanis o apus principales de Ayacucho, habría sido la base de la organización espacial de la administración del Imperio Wari, mediante el uso de  un sistema regional cuatripartito en el que cada uno de los wamanis principales presidía su correspondiente sección de la administración estatal. 
En Ñawimpukyo el culto al gran Apu Razuwillca debió  iniciarse  mucho antes de Wari. Durante la sociedad Huarpa, ocupó un rol central en la religión, con una densa población establecida mayormente en la cima  y dispersa en las laderas.
Sin embargo, según M.B. Anders, los huarpa también veneraban al dios de los báculos, una de las deidades más poderosas y ubicuas en los Andes Peruanos, particularmente de las sociedades expansivas, es decir estados regionales e imperiales o panandinos. 
Roberto Ojeda, del Centro Cusqueño de Investigaciones Históricas lo describe así: "Lleno de elementos simbólicos, agrícolas y solares, sujetando dos varas en ambas manos; los estudiosos lo han denominado “Señor de las Varas” o “Dios de los Báculos”. Figura en un mate Caral, en la civilización Chavín, en Paracas, Nasca, Pucará, y especialmente en la expansión Wari-Tiwanaku. Subsiste en las culturas costeñas pero desaparece en la representación inca, aunque las wakas existentes asociadas al personaje seguían siendo reverenciadas. La interrogante es si se trata de una misma deidad que trasunta los siglos o de una convención andina para representar personajes simbólicos". Añade que también es conocido como el dios Wiracocha y que el español extirpador de idolatrías, Avendaño, reportó que Wari, Wichama y Konti Wiraqocha eran tres nombres dados al mismo dios en el norte, la costa y el sur respectivamente.

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Diversidad cronológica y expresiva del dios de los báculos
Fotos del Centro Cusqueño de Investigaciones Históricas

FIN DE HUARPA
El arqueólogo Rogger Ravines, ha escrito que se desconocen las causas que originaron la declinación de Huarpa. Pero, parece evidente que en un momento determinado los huarpeños abandonaron los antiguos asentamientos y se establecieron en nuevas poblados ubicados cerca de las zonas con aguas estables, como en el valle de Huanta donde Ernesto Valdez (2003) ha explorado varios asentamientos. (Pérez III)
No se sabe con certeza cuáles cambios significativos en el desarrollo de la sociedad Huarpa provocaron que sus edificaciones fueran enterradas y abandonadas. Lo que si está claro es que  sobre ellas se levantó una nueva infraestructura, según las necesidades de los nuevos ocupantes hoy llamados Wari. No obstante, Guillermo Lumbreras en su obra póstuma citada ofrece el siguiente análisis: 
La estratigrafía del Pozo 4 excavado por Bennet en 1953, en el barrio de Sullucruz de Ciudad Wari muestra que sobre la ocupación Huarpa se superponen claramente las ocupaciones de las fases Chakipampa y Wari, es decir Huarpa y Wari resultan separadas por sedimentos que muestran la ocurrencia de graves desastres pluviales y geológicos contínuos como intensas lluvias, desbordes, inundaciones y huaycos  (un ENSO o Fenómeno El Niño) en un lapso aproximado de treinta o más años, eventos que afectaron a toda el área de los Andes Centrales. Estos meteoros catastróficos habrían truncado el desarrollo Huarpa e impulsaron a la población a abandonar los asentamientos Huarpa y trasladarse hacia las partes menos propensas a sufrir las calamidades del prolongado El Niño, proceso que fragmentó y desarticuló  la organización político social y económica existente. 
El investigador ha anotado que es posible que en medio de tales desastres el oráculo que dio origen a Ciudad Wari, creció significativamente en importancia congregando a agricultores, pastores y mercaderes preocupados por la situación  incierta y letal junto con shamanes, supuestamente expertos en la predicción del tiempo de lluvias, de las siembras y cosechas. 
Pero esta explicación cataclísmica no fue suficiente para Lumbreras. ¿Por qué? Porque la evidencia señala que fueron abandonadas particularmente las áreas de cultivos dotadas de costosas terrazas y zonas que, pese a los desastres  seguían con alta productividad, por ejemplo Ñahuinpuquio y Churrocana. Pero en estos dos casos y otros el desalojo fue para ocupar terrenos muy próximos, lo que llevó a Lumbreras a plantear  que la población percibió  que le era más favorable la opción de subsistencia sustentada  por relaciones y mecanismos derivados del desarrollo urbano. 

Recintos huarpa en Ñahuinpuquio, remodelados por los Wari.jpg
Recintos Huarpa remodelados durante ocupación Huari en el lado occidental de la colina
 de Ñawimpukyo (Foto cortesía Melia Luz Quintanilla, 2014).ISMAEL PÉREZ CALDERÓN

En esta línea del pensamiento de Lumbreras, ese cambio al modo de vida urbano o modelo Wari, comenzó en Huanta a fines de la centuria de los 400 o  en la siguiente. Fue acelerado y de gran magnitud, debido a que disminuyó el número de centros poblados pero aumentó la población en los que se mantuvieron o surgieron en otros sitios; aumentó la producción de la cerámica polícroma  variada y creativa, de la textilería de alta calidad  y la producción agrícola se concentró en el uso más que moderado  de la tierras de cultivo, sin gran esfuerzo de trabajo. 
El cambio de modo de vida avanzó en el contexto de intensas relaciones con los pueblos de Ica (Nazca), surgimiento de centros urbanos, gradual primacía y preponderancia de Ciudad Wari, la distribución de tejidos, artesanías de playa y cobre aumentó en los pueblos de la costa, la mayor población generó el aumento de la dimensión de los centros poblados nuevos, pero el número de estos se redujo y se expandió la cerámica polícroma con muchas variaciones.
Esta expansión de la cerámica fina y polícroma de gran belleza y calidad estuvo en la base del surgimiento de la nueva sociedad Wari y fue posible porque en la zona volcánica que es Ayacucho hay gran disponibilidad de diversos tipos de arcilla y temperantes de alta calidad para cerámica como la montmorillonita mezcla con cuarzo, cristal volcánico, feldespato, la cristobalita, la goethita, la hermatita y la kaolinita; así mismo, hay fuentes de algunos colores intensos y disponibilidad de material combustible, esencial para la orfebrería, como el chamizo  y el estiércol de camélidos. Ante la gran demanda local y externa de estos productos y otros los alfareros pudieron concentrarse en Ciudad Wari  y otros nuevos asentamientos especializados en alfarería, como Conchopata (hoy ubicada cerca del aeropuerto de la ciudad de Huamanga), para vivir del intercambio, sin mayores problemas, dando impulso a la vez, al urbanismo. 
Finalmente para Huarpa, las construcciones wari fueron erigidas sobre sus antiguas estructuras arquitectónicas, lo que demuestra que no hubo colapso, sino más bien un desarrollo continuo y cada vez más complejo. Este proceso evolutivo, aparentemente pacífico, culminó con la consolidación del estado imperial. 

EL FACTOR MILITAR
A estas alturas, se debe anotar una carencia en la explicación de Lumbreras. No expone el factor detonante del cambio de modo de vida de los huarpa ni cómo fue ejecutado supuestamente por los jerarcas del probable curacazgo de Huanta. Lamentablemente, ni siquiera mencionó o por los menos, ni siquiera descartó la opción militarista de los huarpa huantinos, quienes en el contexto negativo-positivo que enfrentaban tal vez vieron la oportunidad precisa para hacerse del control total de los otros hasta entonces  curacazgos asociados,  impulsados por los factores atávicos de nuestra especie: la ambición y codicia. 
Sin embargo, luego de exponer que, durante el periodo del 500 al 550 d.C. la cerámica ayacuchana mejoró sustancialmente su calidad decorativa con los estilos Totora, de filiación nazcoide y la local Ocros la cual, con dibujos y diseños también vinculados a los nazca, pero elaborada a partir de arcilla lugareña de alta calidad, reemplazó totalmente a los platos, tazas, cuencos, botellas, ollas de la vajilla huarpa en toda la región, Lumbreras admite solo como hipótesis a comprobar que este proceso se dio como resultado de un intento de invasión o la conquista de Nazca e Ica por los "huarpa tardíos", lo que nos lleva a preguntar si estaba apuntando a los militaristas huarpa huantinos, los  nuevos amos de Ayacucho. Lumbreras añade que, de comprobarse este hecho, habría sido el paso que dio "comienzo a un estado expansivo que luego sería Wari". También cabe preguntarse si es que las construcciones amuralladas en los alto de los cerros retratadas en piezas de cerámica huarpa, corresponden a medidas defensivas de los curacazgos y sus asentamientos principales que habrían sido atacados por los huarpa huantinos y que a la postre resultados inútiles. 
Al respecto, cabe anotar que el arqueólogo italiano,Guiseppe Orefice,  en una entrevista sobre el desarrollo y colapso de Cahuachi, ha afirmado que ha encontrado evidencias de que los Wari (a los huarpa huantinos) en su etapa expansiva atacaron violentamente a los nazca apoderándose de todos sus asentamientos, proceso en el cual borraron su iconografía, impusieron su estilo de vida, su arquitectura y modo constructivo, su artesanía textil y cerámica, su religión  y hasta modificaron la alimentación de los subyugados, pues ha detectado que la mortalidad infantil entre los nazca, se triplicó en ese periodo de dominación durante los siglos VI y VII d.C., lo cual condujo a la disolución de la sociedad nazca.