SOBRE LA OLIGARQUÍA PERUANA
Análisis Parcial del Contenido del libro
“Poder y Sociedad en el Perú
Contemporáneo”
Del profesor François Bourricaud
Edición IEP 1989
Por: ELMER OLORTEGUI
RAMIREZ
Profesor Francois Bourricaud
Obras del profesor Bourricaud sobre el
Perú
Uno
Presentación y precisión.
Como trabajo final de su curso “Teoría
Política e Interpretación de la Acción Social”, de la maestría del Instituto de
Gobierno y Gestión Pública de la Universidad Particular San Martín de Porras,
el profesor Alan García Pérez requirió al alumnado un análisis interpretativo
de la i) Introducción, ii) Del primer capítulo (Punto 1 de la Primera Parte) y iii)
de cualquier otro capítulo del libro “Poder
y Sociedad en el Perú Contemporáneo”, del sociólogo francés, profesor Francois Bourricaud. Este es el
resultado de la tarea.
La obra de Bourricaud es, a mi
modo de ver, una capital sobre la historia del proceso político-social peruano
y creo necesario que en éste tiempo debe ser leída con lupa, comparando su
data, las agudísimas percepciones del
autor y sus conclusiones con las de otros trabajos posteriores sobre el mismo tema o asuntos
complementarios. Esto, porque “Poder y Sociedad en el Perú contemporáneo” tiene
un gran valor como antecedente documentado de una etapa crucial y de dramático quiebre
o cambio radical de nuestra historia reciente. Sin duda, el texto de FB debiera
ser de lectura necesaria desde los últimos años de nuestra educación secundaria.
Para el cumplimiento del
requerimiento académico del profesor AGP, además de los puntos determinados,
elegí el capítulo de “Conclusiones”, así como de modo necesario, la conferencia
“Poder y Sociedad en el Perú Contemporáneo:
una autocrítica”, una rápida retrospectiva, actualización y proyección de
su propia obra, ofrecida por el profesor Bourricaud a su retorno a Lima, 18
años después de la publicación de su obra en el extranjero, en agosto de 1985,
no bien iniciado el primer mandato del Presidente Alan García Pérez. La
conferencia ha sido adicionada a la obra de FB por el Instituto de Estudios
Peruanos (IEP) en su edición del libro
de 1989, nuestro objeto de estudio.
Dos
Sobre la introducción
El profesor Bourricaud abre su
estudio sobre el “Poder y Sociedad en el
Perú”, analizando el papel de “La Oligarquía frente a los Problemas de la Movilización”, o
cómo esta clase social entonces dominante encaraba la encrucijada económica,
política y social del país de modo general, entre 1950 y 1965, y de modo
particular durante el segundo gobierno del Presidente Manuel Prado Ugarteche y los primeros años del primer régimen del
Presidente Fernando Belaúnde Terry.
El autor focaliza su preocupación
en determinar cómo el régimen oligárquico enfrentaba lo que el profesor FB llama “la movilización”. Este fenómeno, en el
caso peruano, estaba constituido por: i)
las amenazas de nuevos actores políticos representantes de masas organizadas e
ideologizadas y de nuevas y viejas clases sociales que por entonces alcanzaban capacidad de expresarse, ii) crecientes
problemas económicos y sociales derivados del crecimiento demográfico excesivo,
del régimen casi feudal imperante en los Andes y de factores económicos generados
por el comercio exterior y la intensa penetración de la inversión extranjera.
El siguiente es un somero resumen de las percepciones de Bourricaud.
1. Uno
de los principios de la vida política peruana de entonces era la exclusión de la población originaria, de los
analfabetos y de las mujeres.
2. El
régimen gubernamental es uno oligárquico que representaba como máximo a la plutocracia de Lima, Arequipa y
Trujillo, en alianza con caudillos
militares provenientes de las clases bajas y que tenía como referencia
suficiente el humor político de los electores de las tres mencionadas ciudades.
3. Otro
de los principios de esta sociedad es la designación de los personajes
políticos por un pequeño grupo, en función de sus intereses, mediante procedimientos
oscuros y componendas bajo mesa que los electores solo refrendaban como hechos
consumados.
4. De
este modo, el estado es un instrumento
para el provecho propio e intereses egoístas de la oligarquía y de represión contra los demás componentes
de la sociedad.
5. El
poder de la oligarquía procede de su
capacidad de captar para sí la mayor parte de la riqueza generada por las
fuerzas productivas del país en desmedro
de la colectividad. Se debe, también, a su eficiencia para legitimar esa
captación de recursos como lo mejor para el progreso del país.
6. El
periodo bajo estudio tiene dos aspectos: uno positivo, de auge económico con
base en la exportación como materia prima de algodón, azúcar, minerales
metálicos y harina de pescado, y otro negativo, de amenazas crecientes
provocadas por el aumento incesante de la población que genera los problemas de
la migración del campo a la ciudad y el consiguiente abandono de los centros de
producción de economía de subsistencia de la Sierra, fuentes de explotación y
de mayor pobreza.
7. El
estado y la oligarquía enfrentan nuevas
demandas sociales por mayores servicios de infraestructura básica, y exigencias
perentorias de cambios políticos radicales que ni el uno ni la otra son capaces
de comprender y menos atender, debido a su incapacidad de adaptación y a la poca autorregulación del sistema
político imperante.
8. No
obstante y a pesar de la violencia del tema agrario y su consiguiente represión
policial, en el período bajo análisis no se produjo la explosión o estallido social
pregonado por los intelectuales catastróficos o apocalípticos de entonces.
Tres
De la Primera Parte, “Movilización de una sociedad dualista”.
Capítulo 1: Caracteres originales de la
oligarquía peruana
Con base en el “dualismo” social
desarrollado por Parsons, FB describe a la sociedad peruana bajo análisis como
un conjunto social polarizado entre dos facciones bien definidas como “dominadores y dominados”. Remarca que
el origen de los dominadores es la guerra de conquista, la ocupación y la
colonización, razón del “sometimiento perdurable”
de los vencidos. No obstante, afirma que tal imagen no es completa y no incluye
“condiciones actuales” y derroteros previsibles de su evolución.
Apuntando a una definición de
oligarquía en el Perú en el periodo bajo examen, el autor señala que el vocablo
designa a todas las clases dirigentes e incluye el concepto de “poder absoluto”
y su ejercicio por un pequeño grupo de personas, integrantes de una familia, de
un clan o de una tribu.
En el estudio de la situación de
la Costa, FB encontró una economía
agraria moderna en auge gracias a la
explotación a escala del algodón y de la
caña de azúcar, orientada a la exportación y, por tanto, vinculada con el mundo
más avanzado. Esta actividad que
representaba el 30% de las exportaciones
de entonces (15% del PBI) y la minería que constituía el 37% de las
exportaciones y aportaba entre el 10 y 15% del PBI, son el origen de la mayor
parte de la riqueza nacional que se concentraba en pocas familias nacionales,
en inversionistas estadounidenses (Cerro de Pasco Cooper- Cobre- plomo, estaño,
hierro; Marcona Mining - cobre – hierro;
y la Southern Perú Cooper Co – cobre y estaño) y, por
tanto, son la fuente del poder oligárquico peruano. Aquí, el papel principal
corresponde a terratenientes en proceso de modernización, relacionados con
mercados extranjeros y algunos cuyas
plantaciones albergan a sindicatos de jornaleros
Respecto a la Sierra y sobre la
base de sus lecturas de novelas indigenistas,
Bourricaud, determina que en la cúspide de la estructura de poder económico
andino destacaban las figuras del PATRON,
del GAMONAL y del CACIQUE, terratenientes latifundistas codiciosos, abusivos
y despiadados de origen reciente, pero con antecedentes en las odiadas figuras
de los corregidores e intendentes de la época de la ocupación colonial hispana.
Construyeron su poder sobre la base del
uso de su influencia en el aparato local estatal y religioso para provecho
propio y el empleo directo de la fuerza por mano propia contra sus rivales para el despojo, especialmente de tierras y
ganado, en perjuicio de otros propietarios, pero preferentemente de pueblos
originarios, a cuyos miembros sometían a trabajo semiesclavo o vasallaje. El CACIQUE era una variante cuya base era la confiscación o el arrebato de
bienes para enriquecimiento propio, con el apoyo de un entorno sobre el cual el
explotador ejercía el puesto de jefe.
Así, aunque no lo dice,
Bourricaud describe un régimen casi feudal en los Andes Peruanos, caracterizado
por estar constituido por extensos dominios territoriales (latifundios de más
de 20 mil hectáreas) dramáticamente improductivos, reducidos a una economía de
subsistencia, desvinculados del mercado nacional e internacional y aportantes
de fibra y carne, por un valor
aproximado al 5% de las exportaciones d aquél tiempo. No obstante, anota que
este panorama andino empezaba a modificarse con la presencia de los enclaves
mineros estadounidenses, particularmente con el de la Cerro de Pasco Cooper Co. y la diversificación de sus inversiones
en ganadería alto andina de alto valor
genético.
Bourricaud determina entonces que las principales características
de la oligarquía peruana cincuenta-sesentera son:
1.
No es una clase dirigente genuina; es más bien
una clase dominante, sobre la base del dinero y de un acendrado egoísmo
clasista de la cual, a su vez, deviene su incapacidad política de legitimarse,
sin habilidad de adaptación y sin el menor propósito de convocar a los demás hacia la búsqueda de
fines nacionales o socialmente más amplios.
2.
Es fundamentalmente costeña, agrícola (los
barones del algodón y del azúcar) y minera, con más vocación financiera que
industrial frente a nuevas actividades.
3.
Su ascenso económico, político y social, data de
finales del Siglo XIX, por lo que No
es cierto que estaba compuesta por herederos de las grandes familias de finales
de la ocupación española. Además de sus miembros de origen peruano, tenía
también integrantes extranjeros solo
como “ricos”, más no como componentes de la llamada “alta sociedad”, o sea del Club Nacional.
4.
La oligarquía absorbía la mayor parte de la
riqueza, era consumista y aunque no intervenía directamente en la producción,
la orientaba y la dirigía con firmeza.
5.
Desarrollaba un proceso de copamiento
gradual de nuevas actividades: finanzas
(bancos) y Seguros, inmobiliaria, comercio de importación de bienes duraderos,
producción industrial, minería y cualquier área que suponga ganancia de dinero,
como por ejemplo, el control del poder político y del estado.
6.
Para eso y, fundamentalmente, por seguridad al
fracasar en su intento de crear una “Republica Aristocrática”, aceptó dejar el ejercicio del poder en manos de los caudillos sucesivos, de origen popular, resentidos
contra los ricos. No obstante, conservó suficiente capacidad de maniobra para
orientar la política hacia sus fines.
7.
Su organización social, se asemejaba al de una
antigua “gens”, pero de estructura patriarcal y no matriarcal como ocurría en
esta antigua forma familiar de la sociedad primitiva. Su núcleo no era el
hogar, sino la extensión de la actividad económica, una red de familias con
clientelas.
8.
Consolidó su poder o
lo expandía mediante alianzas tanto económicas, comerciales y políticas como
de parentesco acordado (matrimonios concertados), aunque hay excepciones como
el caso de uno de los clanes azucareros
la costa, de estructura cerrada.
9.
En algunos casos, abarcaba diversos y numerosos
tipos de negocios hasta de dimensiones pequeñas que daban la impresión de
constituir pequeños “imperios que, en realidad, eran conglomerados formados
según el criterio oportunista de “una buena colocación” mal dirigidos y cuyo
éxito podía deberse al apoyo central generalmente de un banco.
10.
Sin capacidad para encarar el desarrollo de
proyectos industriales, tuvo disposición para delegar la administración y la
gestión técnica a profesionales, conservando el manejo de la política de las
inversiones.
Sobre esta visión, Bourricaud
acertó al advertir que la oligarquía peruana marchaba hacia una encrucijada
decisiva a causa de la entrada a la vida
política del país de organizaciones de masas importantes como el Partido
Aprista Peruano, representante de la clase media del Norte, de los movimientos
sindicales de obreros de inspiración comunista (la CGTP), de Acción Popular,
también abanderada de la clase media alta venida a menos del Sur, así como por
el surgimiento incipiente de movimientos políticos campesinos de orientación
marxista que planteaban la necesidad perentoria de la Reforma Agraria (Cusco,
Puno y Junín), así como por la segunda
ola migratoria de la Sierra hacia la Costa.
Esta confluencia, advirtió a Bourricaud que la vetusta estructura de la
escasa clase política nacional conformada por los amigos del líder o
presidente, por su patrones aliados del interior del país, por sus clientes
eventuales de cada campaña electoral y por un reducido grupo de políticos de
prestigio nacional con figura y rol independientes, iba camino a desaparecer.
Cuatro
De las Conclusiones
El profesor Bourricaud, no
enumeró sus conclusiones; una aproximación a eso es la siguiente:
1.
La oligarquía peruana en el período 1950- 1964
(Odría, Prado, Belaúnde) sufrió un proceso de transformación que la llevó hasta
fraccionarse en segmentos que estaban dispuestos a apostar por la
industrialización rápida y hasta por la reforma agraria, siempre que ésta
empezara por los latifundios de la Sierra, los menos productivos del país.
2.
A pesar de que esta clase social dominante
adscribía a la doctrina del liberalismo económico y se sustentaba en las
sólidas bases económicas de entonces de
la agro exportación del algodón, del azúcar y de la floreciente industria de la
harina de pescado, así como de la minería, la banca y los servicios
inmobiliarios, expresaba serias deficiencias que minaban su poder.
3.
La oligarquía no entendió o no le importó entender la
diferencia entre sus intereses de clase y de grupo y el interés social general
o mayor, lo cual le impidió mantener o
conservar sus escasas alianzas con la clase media o con los “olvidados
emergentes”. Nunca logró institucionalizarse como un poder político estable, a
pesar de que ante ataques directos reaccionó con alguna destreza y eficiencia.
4.
Al proceso de transformación y fraccionamiento
oligárquico correspondió paralelamente
otro, el del ascenso a la política de los llamados “olvidados”, o sea los
sectores populares (obreros y campesinos, los pueblos originarios)
5.
El rol decisivo de organizaciones de masas
organizadas (APRA, ACCIÓN POPULAR) y de organismos clasistas (obreros y
campesinos) y partidos políticos de
cuadros de orientación izquierdista (LA CGTP, los distintos partidos comunistas
pro soviéticos, pro chinos y procubanos) cambió el rol del jefe político peruano,
introduciendo la novedad de la capacidad de innovación ante nuevas demandas
sociales de reformas y cambios, especialmente en la propiedad de la tierra. Se
planteó el cambio en todos los programa
políticos y sociales existentes.
6.
Dos factores nuevos emergieron y se expresaron como determinantes de la
evolución de la sociedad peruana: el primero fue el comercio exterior y su
capacidad de fijar precios sin la menor participación de la voluntad nacional. El
segundo fue el papel importante de la inversión extranjera para el progreso
económico y la prosperidad social.
7.
La aceleración del ritmo del crecimiento
demográfico, con sus secuelas de migración incontrolada del campo a la ciudad, de
aumento de la pobreza rural y urbana, el incremento de las enfermedades y de la
desnutrición infantil, provocó una mayor
demanda de servicios de infraestructura básica que el estado no estaba en
condiciones de atender con eficacia y prontitud.
Del “Poder y Sociedad en el Perú
Contemporáneo: Una autocrítica”
Esta parte de la edición de 1989
del libro de FB, es un verdadero tesoro. El autor volvió sobre sus pasos 18
años después de primera publicación de su trabajo en el exterior
(Lamentablemente eso no se hizo en el Perú sino hasta el 89). Bourricaud,
aceptando francamente que desconocía los detalles de la evolución del país en
ese período, formuló una descarnada autocrítica a su trabajo señalando
puntualmente sus carencias e insuficiencias de visión, data y desarrollo. Eso,
para mí, tiene un valor inestimable que a mi modo de ver le restituye
consistencia a sus afirmaciones de aquél tiempo.
No obstante, FB planteó ante las
nuevas generaciones tres puntos de
debate y desarrollo, a partir de los temas centrales de su obra:
El primero, es la necesidad de esforzarnos por determinar que si
después del quiebre de la oligarquía a raíz de la revolución militar comandada
por el general Juan Velasco Alvarado, esa clase social ha desaparecido y, en
caso afirmativo, si ha desaparecido también la propensión oligárquica de
ciertos segmentos de la sociedad peruana. La
segunda cuestión es también establecer si la dualidad de la sociedad
peruana también ha desaparecido, si en nuestra estratificación actual persiste la
rigidez de los sectores organizados y la
propensión a la inestabilidad o desborde social impulsados por al crecimiento
poblacional y la falta de recursos para cubrir las demandas sociales. El tercer asunto es captar y conocer a
fondo el estilo político predominante en un momento dado de nuestra sociedad. El
profesor Bourricaud, recordó en su valiosa disertación que el modo de hacer
política del periodo que él estudió a fondo, se caracterizaba por el encarar
los problemas sin apuro, con acuerdos tipo componenda, con pactos y actitudes
enmarcados en una incuria general y desentendimiento
por los resultados. Ese estilo cambió
gradualmente hacia la forma de la “movilización dialogante” del primer régimen
de Belaunde Terry, el cual fue sustituido después, por la “movilización
abrupta” del régimen militar de Velasco Alvarado hasta llegar a la “movilización
amplia” (contra el exterior por el problema de la deuda) durante el régimen de
Alan García Pérez.
Cinco
Mi pensamiento crítico
La obra “Poder y Sociedad en el Perú Contemporáneo”, del sociólogo francés Francois Bourricaud (1922-1991), es una
amplia puerta de entrada hacia uno de los temas básicos en la historia del Perú
republicano y a sus raíces durante la ocupación española: la oligarquía, esa fuerza económica y política de élite que
funcionó como bisagra entre el fin de la ocupación española, la emergencia y la continuidad de nuevos estados hispanoamericanos independientes,
hasta su primera desaparición y su renacimiento en el país. El camino abierto
por Bourricaud, con su trabajo sistemático, ha servido para que después
transitaran por él con actitud de microbiólogos sociales de nuestra estructura
social y su evolución, mentes como la del sociólogo peruano Julio Cotler
(“Clases, Estado y Nación en el Perú” 1978) y otros.
Claudia Gonzáles Castro, en “Las
Dictaduras en América Latina 1960-1980 “
identifica plenamente a la oligarquía: “En los primeros pasos de los
estados independientes de América latina, se
establece un nuevo grupo de dominio entre los emergentes comerciantes, mineros, hacendados y cafetaleros (estos últimos, en
centro América) con sus consecuencias políticas, sociales y económicas. La Oligarquía tuvo su periodo de desarrollo y
predominio en las últimas décadas del 1.800 y las primeras del siglo entrante.
Primeramente, captura el poder económico con la explotación de recursos y la
consiguiente acumulación de capital entre familias, para posteriormente
conquistar el poder del estado. De esta manera la capacidad de decisión de los
estados estaba concentrada en un grupo social reducido, vinculado familiarmente”.
En el Perú, la oligarquía se
constituyó como una clase social dominante sobre las demás, controladora del poder directa e indirectamente, pero no
pudo remontar el desorden del “Primer Militarismo” luego de la emancipación, en
cuyo marco se fue extinguiendo sin remedio, a pesar de su alianza con los
intereses básicamente mercantiles del imperialismo inglés. Resurgió
representada por otros nombres a finales del siglo XIX y entró en crisis a
partir de los años treinta del siglo XX, al ser cuestionada doctrinaria e ideológicamente por fuerzas
sociales organizadas e insurgentes, por algunos de los caudillos de aquél
periodo y al ser desplazada parcialmente
de la agro exportación costeña por representantes del nuevo poder de los EEUU,
quienes también, a través de los enclaves mineros de La Oroya, de Cerro de
Pasco, de Marcona y Toquepala, le
restaron una considerable porción de poder político.
Esta crisis se agudizó en las
décadas de los cincuenta y sesenta. Fue entonces cuando el joven estudioso
francés Francois Bourricaud tomó una instantánea fotográfica social como
parte de un análisis mayor, no radiográfico, sino por “resonancia magnética”
(por la minuciosidad de sus detalles) a la estructura social y económica
peruana, con el objeto de determinar su
capacidad de adaptación y su destreza para seguir ejerciendo el poder frente a
amenazas que emergían desde diferentes frentes político-sociales nacionales e
internacionales y de las clases inferiores excluidas, algunas procedentes de
ámbitos territoriales también excluidos, peligro al que Bourricaud etiquetó como el “proceso de movilización social”
descrito por Deutsch.
Debo precisar que las ideas que
siguen corresponden únicamente a las parte de la obra de Bourricaud materia del
trabajo académico encargado. No pretenden reflejar una visión de todo el texto. Respecto a la
introducción que inicia el enfoque del gran primer tema “Una oligarquía Frente a los Problemas de la Movilización”, percibo
algunas carencias de origen cuya solución hubiesen ayudado a aportar más luces.
Su background va como máximo hacia la década de los años
veinte y su visión total incluye pocas articulaciones con el panorama mundial y
con la situación política y social de los demás países latinoamericanos de
entonces. Si bien considera a la estructura de la sociedad peruana como una
resultante del colonialismo español, la expone
como un conjunto estático mencionando como un único factor dinámico a la
herencia del ejercicio del poder que la aristocracia ibérica dejó a los
criollos, a raíz de la independencia.
Bourricaud no advirtió que si
bien el Perú a mitad del siglo XX era un Estado, no era una Nación. Tampoco lo es hoy. En esa entonces, era con
mayor nitidez aquella “promesa” a la que aludió Jorge Basadre, aquél exceso
semántico al que después se refirió Pablo
Macera; en fin, un proyecto de país en construcción, sin ningún factor real
de cohesión social. Ese era el resultado
de una independencia no querida por los propios españoles peruanos – a pesar de
que siendo aristócratas en el orden social de la ocupación, eran en los hechos
“ciudadanos de segunda”. La emancipación tampoco fue deseada por los mestizos y
fue rechazada hasta por los esquilmados “pueblos originarios” cuyos
representantes eran tan realistas como el propio virrey. La caída del poderoso
Virreinato del Perú fue, qué duda cabe, producto del esfuerzo de los ejércitos
del Sur y del Norte de América Latina y de todo el andamiaje de intereses
planetarios que actuaron como vientos de fronda, comandados por libertadores
criollos que lucharon por los intereses de su clase, de su clan o tribu. Esto
determinó que en el Perú, al irse los colonialistas y los libertadores, el ejercicio del poder se
trasladara, sin gran sacrificio de por
medio, a la clase criolla nacional y en pequeña parte a los mestizos blancos, a
partir de los cuales se estructuró la
oligarquía aristocrática. Esta, por supuesto, excluyó totalmente de todas las
formas de acceso y ejercicio del poder a
los pueblos originarios, despectivamente
llamados “indios”, a las mujeres y a los negros, quienes prosiguieron sumidos en
inexistencia civil, la explotación, la pobreza, la exclusión total. Bourricaud,
tampoco consideró bajo ningún punto de vista la supervivencia de los pueblos
nativos, la prevalencia de sus culturas, de sus idiomas, de sus visiones
cosmogónicas ancestrales y de sus
derechos territoriales en especial de las naciones Quechua, Aymara, Asháninka y
Awajun, a pesar del genocidio al que
fueron sometidos durante la ocupación ibérica y, menos aún, tuvo en cuenta sus
luchas por su identidad (de Manco Inca a Túpac Amaru I, pasando por Juan Santos Atahualpa, hasta Túpac Amaru II y
Túpac Catari).
A mi modo de ver, hay otras
carencias: la obtención de los elementos de su visión a partir de un arduo
trabajo deductivo con base en las
hemerotecas de los diarios “El Comercio” y “La Prensa” y el contenido de
novelas indigenistas de autores nacionales
como “El Mundo es Ancho y Ajeno” (Ciro Alegría) y “Yawar Fiesta” (José
María Arguedas). Esto, sin menoscabo de sus vivencias directas en el interior
del país, en particular en Puno y Chimbote. Su reducción al dualismo de la oligarquía Vs las masas como
el faro del escenario peruano,
resultante del examen de la estratificación social mediante un análisis que
pretende no parecerse a la doctrina del materialismo histórico, le resta
contundencia y vigor a sus conclusiones y provoca cierta desilusión entre los
lectores de esta época, como en mi caso, situaciones que resultan amenguadas
por la transparente, sincera y valiente aceptación de dichas carencias que en 1985 hizo el propio autor en la
autocrítica que pronunció en el Instituto de Estudios Peruanos.
No obstante, es también necesario
tener en cuenta que durante el período de análisis de Bourricaud, en América
Latina se imponía una mayoría de
regímenes dictatoriales, cultores a cual más de conductas públicas corrupta, tal
como se puede observar en la infografía
siguiente, de Katiuska Rojas Chuko, en la cual, seguramente por su legitimación
con la amañada elección de 1953, no figura el general Manuel Odria, jefe del “Ochenio” qué más da, uno de
los períodos considerados entre los más tiránicos y corruptos, correspondiente
a la modalidad de “militarismo populista”.
El siguiente cuadro de Katiuska
Rojas Chuko explica también que la
encrucijada de la oligarquía peruana descrita por Bourricaud, correspondió a un
cambio hemisférico impulsado por el conflicto Este-Oeste (Capitalismo Vs. Comunismo
y la Revolución Cubana como su máxima expresión en Latinoamérica) y la teoría y
práctica criminal de la seguridad
hemisférica elaborada por EEUU, para defender
sus intereses en la región: las dictaduras de seguridad nacional. Aún sin
considerar estos factores adicionales, Bourricaud estableció claramente que el fin de la oligarquía peruana, como
clase social, se acercaba, por más que en 1985 dijera con gran entereza que él
mismo consideraba a las previsiones de su obra como un gran fracaso, lo cual
por supuesto, solo puede ser asumido por sus lectores como un gesto de humildad
ante la monumentalidad de su análisis de aquél momento peruano.
El profesor Bourricaud no se
equivocó ni su trabajo es un fracaso. Por el contrario, la sucesión de los
levantamientos de 1965 en el Cusco, Junín
y La Libertad, tal vez no alcanzaron la dimensión de una revolución,
pero fueron resultados consistentes a
los oídos oligárquicos sordos ante las insistentes demandas de cambio social
radical que luego sirvieron de base política y social para el pronunciamiento
de los militares de 1968, el cual, como lo reconoce el autor, significó la liquidación y desaparición de la
oligarquía como clase social en el Perú. Si bien es cierto que el proceso de
demandas de reformas quedó trunco, los requerimientos se agudizaron a partir de
la década de los ochenta con el estallido de la larga guerra interna por el
poder (1980-2000 – PCP Sendero Luminoso
y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru Vs el Estado Peruano), la cual,
junto con el calvario del problema de la deuda externa, sumió al país en una de
sus más graves crisis económicas y sociales después de la Guerra con Chile.
Hoy, es otro el modelo político
imperante en el país, imperfecto y aún rústico, pero en relación con el que nos
describe el profesor Bourricaud, es distinto y más avanzado. Es nuestro deber,
estudiarlo y trabajar para mejorarlo.
Lima, 3 de diciembre de 2015